Opinión
Por
  • Julia Navarro

Restituir la convivencia

Conferencia de Pedro Sánchez ayer en Barcelona.
Conferencia de Pedro Sánchez ayer en Barcelona.
Agencia EFE

Por una vez y sin que sirva de precedente voy a estar de acuerdo con los dirigentes de la CUP que han acusado al Presidente de Gobierno de organizar un acto de propaganda en Barcelona a cuenta de los indultos. Y es que eso es lo que ha sido la "perfomance" de Sánchez en el Liceo. Pero más allá del marketing, porque este es el Gobierno del marketing, el meollo de la cuestión es lo que ha dejado dicho Pedro Sánchez en el Liceo de Barcelona: "Hay que restituir la convivencia", de ahí la concesión de los indultos a los políticos independentistas. 

En esto también voy a estar de acuerdo, bueno en la primera parte de la frase: hay que restituir la convivencia pero, añado yo, para ello es necesario que los políticos secesionistas defiendan sus ideas y su proyecto dentro del marco de la Constitución. Es decir que rectifiquen, que admitan públicamente que eligieron el camino equivocado para defender sus ideales y que han hecho un daño enorme a la convivencia entre los catalanes y a la de los catalanes con el resto de los ciudadanos españoles. Sí, esa sería una buena manera de restituir la convivencia, admitiendo errores. De manera que no es el resto de España ni los catalanes constitucionalistas responsables de restituir la convivencia sino quienes organizaron una intentona de golpe contra la legalidad proclamando una República catalana. 

Por eso resultan infumables las declaraciones de algunos dirigentes socialistas echando la culpa a Mariano Rajoy del problema en Cataluña. Hombre, a Rajoy se le puede acusar de muchas cosas, pero no de ser culpable de que unos políticos catalanes organizaron un golpe contra la Constitución. Restituir la convivencia tendría que pasar porque Oriol Junqueras, Puigdemont, los Jordis, y compañía hicieran una manifestación explícita de su respeto a las leyes emanadas del marco constitucional. Y no parece que estén por la labor. 

Las declaraciones de los principales dirigentes independentistas desde Junqueras a Aragonés pasando por otros destacados políticos de su cuerda, están repletas de soberbia y de desprecio. Recuerdo algunas de las frases dichas estos días a raíz del anuncio de la concesión de los indultos. Pére Aragonés: "Esta decisión no aporta una solución a la causa general abierta contra el independentismo. La única solución es una Ley de Amnistía y la celebración de un referéndum de autodeterminación". Oriol Junqueras: "El indulto es un triunfo porque demuestra la debilidad del Estado" Jordi Cuixart: "El indulto será el preludio de la derrota que sufrirá España en Europa" Y desde ANC lo han dejado muy claro: Ni indultos ni amnistía, independencia. Pero hemos oído más estos días, como que los indultos son la manera de enmendar la plana al Tribunal Supremo. Sin duda, la concesión de los indultos es una prerrogativa del Gobierno y seguramente si los dirigentes independentistas condenados en vez de tanta arrogancia hubieran pedido disculpas, la sociedad española, que es generosa, comprendería y apoyaría la concesión de los indultos. Pero lo único que vemos es una chulería insoportable en los dirigentes independentistas y un desprecio continuo hacia la Constitución y hacia quienes representan el Estado, sin ir más lejos cada vez que pueden intentar humillar al Rey ante la mirada silenciosa y por tanto cómplice del Gobierno de España.

La concesión de los indultos no sólo divide a la opinión pública sino que es un mazazo para los "otros" catalanes, los que defienden la Constitución y se sienten abandonados por el Gobierno de la nación. La política del apaciguamiento puede conducir a que en las filas del independentismo efectivamente se crean que este es un Gobierno débil, que las estructuras del Estado son débiles y por tanto pueden derrumbar el andamiaje constitucional y hacer un referéndum de autodeterminación que les lleve a la independencia. Me temo que Pedro Sánchez no solo no va a resolver ningún problema sino que va a aumentar los existentes. Al tiempo.