Opinión
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  • Diario del Altoaragón

La sociedad civil en los pueblos

Cartel promocional de la feria El Sueño del Fénix de Laspaúles
Cartel promocional de la feria El Sueño del Fénix de Laspaúles
S.E.

DESDE HERÓDOTO hasta Plinio el Viejo y Ovidio dieron luz a la leyenda mitológica del fénix, la longeva ave que se regenera partiendo de sus propias cenizas en combustión para extender su aleteo prodigioso. El sueño del Fénix fue el nombre de la Feria al Aire Libre de Laspaúles que ayer abría las puertas de la iglesia, el Centro de Interpretación Bruyxas, el jardín de esculturas de hierro, el puente sobre el Isábena, el Parque Temático de las Brujas y las ermitas de San Roque y Santa Paula de Turbiné, para concluir con una conferencia concierto.

La exposición de productos en puestos alineados por las calles de la localidad recordó la vitalidad que transmite la actividad económica en el medio rural. Y, sin embargo, más allá del mérito indiscutible que todos los certámenes tienen en nuestros pueblos, en este caso la peculiaridad estriba en que el impulso promocional de esta acción procede de la sociedad civil que constata que la recuperación del pulso en este ámbito castigado por la despoblación no depende exclusivamente de la voluntad más o menos intensa, más o menos interesada, de los fondos públicos, sino que existe un espacio para la colaboración público-privada en la que los ciudadanos adquieren la consciencia de su máximo valor a través de su iniciativa y de su determinación para sostener sus localidades.

De ahí el simbolismo del fénix y de ahí el refrendo que merecen ferias como la de Laspaúles y algunas otras a lo largo de la provincia en la que la primera piedra no la pone la autoridad constituida, sino el vecindario en el que reside la legitimidad indiscutible del amor por sus pueblos. Cuando la cooperación principia a través de este orden natural, las amenazas se revierten en un mito postmoderno para transformarse en oportunidades. Para elevar el vuelo.