El sector del automóvil necesita confianza
CUANDO el canal de particulares flojea en el automóvil, no sólo el sector sino el conjunto de la economía ha de detenerse a analizar las causas y buscar las soluciones a través de las cuales se pueda iniciar el camino de la reactivación. Las estadísticas de ventas de turismos y todoterrenos en la provincia de Huesca, en Aragón y en España revelan que el consumidor individual se encuentra en una fase de desconfianza y de incertidumbre respecto al futuro que lastra sus intenciones de renovar su coche. Ya ni pensemos en la posibilidad de acudir al segmento de los eléctricos o los híbridos, cuyos precios representan una barrera ahora mismo superior incluso a la escasez de infraestructuras para garantizar la autonomía en largos recorridos. Al final, por su relevancia estratégica, la administración habrá de acudir en su auxilio a través de estímulos directos o de medidas al menos transitorias como la reducción impositiva para recuperar el ritmo de matriculaciones, que a su vez es uno más de los factores que suman para el mantenimiento de la fabricación en nuestro país.
Si bien las estadísticas han de ser analizadas a través de tendencias largas, durante este periodo se complica por el hecho de que, de los seis meses contemplados por las patronales, tres fueron prácticamente inhábiles el pasado año y las comparativas se establecen en los dos primeros y en junio. Este último es el que provoca mayor zozobra, aunque cabe pensar que los impulsos económicos a través de los fondos europeos y la recuperación de nuestro PIB auspiciará una mejora de esta coyuntura. Por economía, por puestos de trabajo y también por la seguridad que ofrece el rejuvenecimiento del parque automovilístico, hay que esperar una evolución más favorable acercándonos a esa barrera del millón.