Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Déficits sistémicos

Exterior del Hospital San Jorge de Huesca.
Exterior del Hospital San Jorge de Huesca.
G. A.

PUEDEN parecer puntuales pero, cuando se acumulan los déficits en diferentes espacios de un mismo ámbito, se convierten en sistémicos. Mientras las enfermeras que han aprobado una oposición tienen que partir hacia distintos destinos, quedan vacantes en el propio Hospital San Jorge desde el que egresan. Un contagio de una profesional en Sariñena afecta gravemente a la calidad asistencial de 7.200 usuarios. El incremento de los casos motiva el cierre de consultorios en la Ribagorza. El rosario de incidencias es permanente, muchas de ellas no notificadas.

La primera ola de esta pandemia en la primavera del 2020 pareció despertar la consciencia sobre la falta de recursos humanos y materiales en la sanidad española y, particularmente, en la aragonesa. Con ese “susto”, se antojaba que la reflexividad se abría camino como primer paso para mejorar el sistema, con la obviedad de que sus lagunas habían contribuido al agravamiento de una situación sanitaria que tenía mucho de novedosa y, por tanto, podríamos vernos incitados a pensar que era impredecible. Las autoridades sanitarias del Gobierno central y de los autonómicos anunciaron a bombo y platillo los refuerzos de personal especializado y generalista en los hospitales, los centros de salud y todos los escenarios en los que se estaba disputando esta lucha por la salud.

Un año después, las denuncias de los colectivos profesionales tienen toda la justificación porque, en general, las carencias de doce meses atrás son las escaseces de doce meses después, obviando la lección que nos ha enseñado una historia con demasiados muertos y excesivos daños. Como país, sólo nos vemos estimulados en las coyunturas más críticas, y esa dejadez acaba repercutiendo cuando los reveses azotan. Se necesita un pensamiento estratégico del sistema.