Domingo Buesa, la experiencia desde la que aprender

DOMINGO BUESA tiene la condición de catedrático tan arraigada a la sabiduría que cualquier consideración suya se convierte en un acto que conviene seguir porque está acreditada por el estudio y por la experiencia. En su condición de director general de Cultura y Patrimonio del Gobierno General, que no es la principal desde luego pero sí fue muy relevante por cuanto entonces generó y por cuanto dejó legado para el futuro en tantas de sus actuaciones, Buesa estuvo en el inicio de la fase definitiva -larga, pero resolutiva- del litigio de los bienes, y por eso está legitimado tanto para congraciarse por el retorno de las 111 piezas de las 44 parroquias aragonesas consumado recientemente como para aconsejar al Obispado de Huesca que no se pierda en buenas intenciones y acuda directamente a la vía civil para la reclamación de las importantes obras del frontal de Berbegal, las tablas góticas de Peralta de Alcofea y la portada romántica de El Tormillo.

En la naturaleza del además presidente de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis se encuentra el análisis de la realidad y un pragmatismo al que conduce la constatación de que las autoridades catalanas no fueron, para nada, leales con los pronunciamientos vaticanos, paradójicamente comenzando por los jerarcas de la iglesia leridana, por lo que no hay que perderse en trinidades bienpensantes y hay que actuar, sobre todo, por los intereses de los ciudadanos descendientes de aquellos que se esforzaron de forma extraordinaria para erigir, esculpir, pintar y dibujar obras de arte inspiradas en la fe y elevadas a la máxima consideración de la creatividad del ser humano. Por todos, por la propia dignidad de Aragón, por la memoria de nuestros ancestros, hemos de aprender siquiera de lo reciente. A por ello.