Opinión
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  • Diario del AltoAragón

El efecto de las ‘no fiestas’

Coche de policía durante el día 9 de agosto.
Coche de policía durante el día 9 de agosto.
Pablo Segura

El efecto de las ‘no fiestas’ empieza a notarse día tras día en las estadísticas de contagios. La capital oscense registró ayer 35 casos más entre los tres centros de salud, nueve más que la víspera, por lo que se teme que en los próximos días siga la tendencia ascendente. Esta subida hace aumentar al mismo tiempo la Incidencia Acumulada, que se sitúa en 294,7 casos por 100.000 habitantes, por encima de los 274,3 de hace una semana. Se podría decir que sorprende, pero no.

No hubo actos, se implantó el toque de queda, se vallaron las plazas clave y se aumentó la vigilancia policial. Todas estas medidas fueron suficientes para la inmensa mayoría de la población, pero sigue habiendo grupos que encuentran los subterfugios legales para incumplir la norma y que no pase nada.

Los contagios no se habrán producido entre los que paseaban el espíritu laurentino vestidos de blanco y verde por las calles de la ciudad, sino más bien entre los que escondidos en la intimidad de sus viviendas o huertas montaran sus fiestas sin mascarillas y sin distancias.

Pero he aquí el problema. Si alguien tiene la fiesta montada en casa, la Policía no puede entrar para comprobar que cumple la norma ni aunque avise el vecino de que haya visto entrar a treinta. Como denuncia el Colegio de Médicos de Huesca, no ha habido una respuesta administrativa para contra los incumplidores. Quizá porque la normativa no lo permite, pero entonces algo falla en este sistema en el que se imponen normas sin mecanismos para garantizar su cumplimiento. Si la Policía no puede irrumpir en una fiesta en una propiedad privada, entonces por no vulnerar los derechos de quienes incumplen se vulneran los de quien cumple. Y se acaba viendo en las cifras, en las de gasto sanitario y contagios.