Opinión
Por
  • Diario del AltoAragón

Vuelta a la presencialidad

Las medidas en los colegios han evitado casos, pero han afectado a algunos niños en sus relaciones.
La vuelta a las aulas podrá traer lloros o risas, pero ni gestos de consuelo ni abrazos.
Pablo Segura

La vuelta a las aulas podrá traer lloros o risas, pero ni gestos de consuelo ni abrazos. Hoy empieza el curso escolar 2021/2022 en el que se ha apostado por la presencialidad en todas las etapas educativas, precisamente por el elevado porcentaje de vacunación y por los resultados del año pasado. Con todo, el virus se sigue propagando y la limpieza se ha demostrado como una de las armas básicas para frenar su avance. Algunos centros públicos han solicitado un refuerzo de los servicios de limpieza y desinfección.

Es una medida más o, al menos, un refuerzo fundamental a las pautas básicas de los grupos burbuja, las distancias o la ventilación, por ejemplo. Los colegios e institutos se han preparado en pocas horas para seguir las instrucciones del Gobierno de Aragón para evitar los contagios, pero algunos reclaman ayuda para mantener la limpieza.

Los datos actuales invitan a seguir extremando las precauciones para que la presencialidad, por la que se ha apostado en niveles en los que el curso pasado no iban todos a las aulas, no pase factura. Y ahí donde se reclama más limpieza medir bien las necesidades para no tener que lamentar situaciones indeseadas por no gastar en un refuerzo.

No es fácil tomar decisiones de hasta qué punto merece la pena invertir en limpieza o prevención o hasta qué punto es un gasto innecesario. Lo mismo habrá sucedido con los docentes de refuerzo, de lo que dejarán de contratar al 50 por cierto. Pero en ese equilibrio está nuestra salud, y entonces la balanza anima a ser precavidos y prudentes.

Empieza un curso escolar con medidas y con la esperanza de que sea mejor que el anterior, de que sea el último así, de que se acaben los grupos burbuja y de que vuelvan los abrazos de amigos.