Opinión
Por
  • Paco Paricio / Titiriteros de Binéfar

De la feria de teatro, según va

Tres generaciones de Titiriteros de Binéfar
Tres generaciones de Titiriteros de Binéfar
S.E.

En el año 89 Los Titiriteros de Binéfar estrenamos en la Feria de Teatro de Huesca El Bandido Cucaracha, habíamos estado ya algunos años antes con El Gigante Tragabolas y El País de los Colores. La feria organizaba entonces funciones para colegios en el emblemático escenario de las pajaritas del parque, nos habíamos iniciado en ella de la mano de José Luis Melendo, y Javier Brun, se inició entonces una fructífera relación entre nuestra compañía y el evento oscense.

En aquella época, el Casino oscense era el cuartel general y la feria combinaba grupos de diversas procedencias con grupos locales, también propuestas para público infantil y para público adulto. La ciudad vivía la feria más como festival que cómo feria. En aquel entonces, Los Titiriteros de Binéfar, propusimos a la dirección un grupo de títeres de Kiev con quienes andábamos colaborando para la creación de la Fábula de la Raposa y el grupo dio funciones con mucho éxito. Nuestra compañía estrenó en la feria otros espectáculos como, Almogávares, y La Fábula de la Raposa, que ha rondado por medio mundo. Creo que la historia y los éxitos de nuestra compañía no pueden entenderse sin la existencia de esta feria de teatro.

Ya en una segunda época la feria pasó a tener su epicentro en el Palacio Municipal de Deportes, el mismo espacio en el que hace veinte años empezamos a celebrar también de la mano de Javier Brun unos conciertos de fin de año multitudinarios para chavales. Allí presentamos nuestra producción Camino de Estrellas, que no suscitó el interés que esperábamos. El Hombre Cigüeña en 2006 tampoco tuvo la repercusión que despertó después en otros foros, pues aparece citado en el acta del jurado que nos otorgó el Primer Premio Nacional de Teatro para la Infancia y la Juventud 2009.

En una tercera época, la feria dio un giro hacia la danza, y puesto que se había creado para las compañías aragonesas en Alcañiz otra feria más “de casa”, la presencia de compañías aragonesas en Huesca resultó más selectiva y limitada.

En la que voy a denominar “cuarta época”, el colega y amigo Jesús Arbués se hizo cargo de la dirección, la feria autonómica de Alcañiz había dejado de existir. Jesús nos programó un pasacalles llamado Babios y la reposición de El Bandido Cucaracha, también nos pedía ayuda para participar en mesas y debates o para llevar títeres a los stands del Palacio de Congresos, que pasó a ser el nuevo lugar de referencia. Creo que Jesús programó una feria que funcionaba y que combinaba bien las exigencias administrativas con su concepto teatral

Pilar Amorós y yo hemos disfrutado mucho estos últimos años en la feria de teatro oscense no sólo por la asistencia a los espectáculos, también por las charlas y encuentros con muchos amigos y conocidos oscenses como esa inefable ex-concejala, amiga de la cultura que se llama Teruca. Creo reconocer a los buenos concejales y concejalas de cultura porque siguen asistiendo a los actos culturales cuando ya no tienen responsabilidad, es su caso. 

Jesús Arbués creó un encuentro entre compañías aragonesas y programadores autóctonos que se celebraba el primer día de la Feria, en él los técnicos de cultura veían trozos de espectáculos y se encontraban con nosotros, los cómicos del país. Los sucesores de Jesús: el malogrado Javier Brun, otra vez en la feria, y Luis Lles, tuvieron arduo trabajo para salvarla y darle continuidad.

El pasado año ese foro de encuentro aragonés se trasladó, con la ayuda de la Comarca de la Hoya, a Ayerbe pero este año ha desaparecido, tanto de la propia Feria como de la “extensión” comarcal, esta vez en Almudévar.

Tal vez el asunto no importa mucho, salvo a las compañías aragonesas y a aquellos técnicos culturales a quienes gusta programar las creaciones de “casa” pero con la que está cayendo y mientras otra población aragonesa no recoja el testigo de la feria de Alcañiz, valdría mucho la pena retomar ese encuentro.