El papel de la Universidad en el contencioso del Seminario

RESULTA llamativa la seguridad del rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, en la consecución de los planes urbanísticos del Ayuntamiento de Huesca para el antiguo Seminario. Parece que no fuera relevante el fallo del Tribunal n.º 1 de lo Contencioso Administrativo en relación con la solicitud promovida por la Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca, para la declaración como monumento de interés local de las edificaciones que conforman los patios históricos de los siglos XVI y XIX.
Dice el rector, en oposición a la Plataforma, que el proyecto recurrido es “totalmente conservacionista y sostenible”, por lo que en el presupuesto del próximo año la Universidad consignará una partida para financiar los derribos de las zonas que no gocen de protección urbanística. Más que una opinión, sus intenciones adoptan la forma de sentencia inapelable, hemos sido desahuciados según tal augurio. Sin embargo, de momento, las actuaciones están paralizadas cautelarmente, así que no todo está perdido ni escrito.
Veamos. La Universidad no ha gestionado con acierto este bien patrimonial que la ciudad le entregó hace más de 20 años y que en 2017 ha sido retornado a su propietario sin haberle dado ningún uso. La devolución, con todo, no es completa, ya que la Universidad se reserva algunas piezas para fines docentes y de estudio. Estancias que se han salvado de una suerte más que incierta gracias, precisamente, a la intervención de la Plataforma ante la Dirección General de Patrimonio, frente a un beligerante y anti proteccionista Ayuntamiento y en el marco del silencio de la propia Universidad y la Diputación Provincial. Instituciones, por cierto, que permiten ventanas abiertas, vegetación invasiva en los patios y presencia de ratas en el conjunto monumental, elementos que abonan el deterioro que ha padecido durante lustros, aunque la fortaleza constructiva mantiene la sólida estructura.
Señala el rector que el proyecto del Seminario “ha cuidado mucho toda la conservación, desde el principio”, afirmación que los hechos refutan precisamente desde el principio. En el proyecto municipal se destruye la idea de conjunto, se desprecia la identidad histórica y se contravienen los más elementales principios urbanísticos y patrimoniales que abogan por la conservación y la rehabilitación, amén de atropellar los convenios en la materia suscritos por España. ¿Qué interés puede tener la Universidad en avalar esta política incoherente y lesiva que propugna el Ayuntamiento? También podríamos trasladar la pregunta a la Diputación que, aun actuando con ejemplaridad en la Cartuja de las Fuentes, consiente destrozos en el casco histórico de Huesca a pesar de gozar este de protección como Bien de Interés Cultural.
Se escuda la Universidad, también lo ha hecho el Ayuntamiento, en el Instituto de Humanidades y Patrimonio que, según afirma el rector, “ha estado en todo momento detrás de este proyecto para asegurar que todo lo que pueda tener valor se conserve”. Y en este punto la perplejidad de la Plataforma para la Defensa del Patrimonio crece como la asilvestrada floresta que se ha adueñado de los patios del sufrido Seminario. ¿El Instituto de Humanidades goza de mayores facultades y tiene atribuida más autoridad que la propia Dirección General de Patrimonio para determinar lo que debe conservarse y lo que puede alimentar el vertedero? Resulta inverosímil una competencia vigilante y controladora de semejante alcance para un actor de carácter científico, vocación investigadora y de divulgación.
De hecho, a requerimiento de la Plataforma con fecha 23 de marzo de 2021, y luego de tres meses de insistencia en obtener una respuesta, el Instituto declinó “reglamentariamente”, manifestar cualquier valoración o pronunciamiento a propósito de los planes urbanísticos relacionados con el Seminario. “No tenemos competencia para hacer valoraciones de interés y menos para vincular a, través de ellas, a la Universidad de Zaragoza” explicó en una carta la directora del ente, la catedrática Concha Lomba, a las asociaciones vecinales y conservacionistas integradas en la Plataforma.
Así y todo, dado que entre los elevados objetivos del Instituto de Investigación en Patrimonio y Humanidades se anotan: “catálogo y protección de los bienes patrimoniales; prestar servicios de apoyo, obtención de datos, estudio, asesoramiento, capacitación e información tanto a organismos o entidades públicas como privadas; redacción de informes periciales y sobre conservación en materia de patrimonio; elaboración de dictámenes; planteamiento de proyectos integrales de conservación o también transferencia en materia de conocimiento patrimonial”, la Plataforma se interesó el pasado mes de julio por la posible colaboración técnica entre el organismo universitario y la comisión de Urbanismo del Ayuntamiento, pero no obtuvo resultados. Se hizo preciso tratar de recabar la información a través del portal de transparencia de la Universidad, pero la única respuesta fue el silencio administrativo, actitud hostil que propició una reclamación, todavía sin sustanciar, ante el Consejo de Transparencia de Aragón.
Las entidades integradas en la Plataforma para la Defensa del Patrimonio de Huesca -Asociación de Vecinos Osce Biella, Federación de Barrios Osca XXI, Asociación Cultural Colectivo Ciudadano y Asociación de Acción Pública para la Defensa del Patrimonio Aragonés, Apudepa-, lamentan la opacidad institucional, el desprecio a la participación ciudadana y a la preservación de los bienes patrimoniales como lo es por antonomasia el antiguo Seminario, actitudes a las que se ha sumado la propia Universidad de Zaragoza en la estela contumaz del Ayuntamiento de Huesca.
La Plataforma considera que es responsabilidad de las instituciones obtener la financiación europea necesaria para la recuperación integral del conjunto del Seminario, pero el camino que transitan con un proyecto bajo el brazo que no preserva el bien, no parece el más propicio para la obtención de recursos.