Opinión
Por
  • Fermín Bocos

El Gobierno se lava las manos

Pasajera realiza un PCR en el aeropuerto holandés de Schiphol.
Pasajera realiza un PCR en el aeropuerto holandés de Schiphol.
Efe

ANTE la perspectiva cierta de un rebrote de contagios de covid 19 generados por la variante denominada “ómicron” -nombre tomado de la decimoquinta letra del alfabeto griego-, el Gobierno de España se escabulle y deposita en manos de las Comunidades Autónomas la regulación de las medida para afrontar la situación. Llama “cogobernanza” a la dejación de responsabilidades dictada con el objetivo de evitar la impopularidad que podría derivarse tras la adopción de determinadas restricciones.

No es la primera vez que ante una situación compleja Pedro Sánchez adopta el papel de Poncio Pilatos. Al transferir a las Comunidades Autónomas la gestión de las medidas para disminuir el incremento de los contagios, los gobiernos regionales toparan con las protestas de sectores sociales, caso de la hostelería o el ocio nocturno, a los que perjudicarían restricciones en sus horarios de servicio al público o la exigencia del pasaporte covid. Por no hablar de la disparidad de criterios que aplican los tribunales superiores de Justicia de las comunidades. Prohíben en unas lo que autorizan en otras, generando desconcierto. Lo han sufrido estos días los ciudadanos que aprovechando el puente han viajado por diferentes comunidades. En unas podían moverse sin mascarilla, mientras que en otras les eran requeridas al igual que el pasaporte covid para acceder a un restaurante. Decía el clásico que una orden seguida de contraorden daba lugar a un seguro desorden. En eso puede derivar la aplicación de las medidas para atajar los contagios-- cada comunidad las suyas. Ante un hecho de semejante naturaleza deberíamos preguntarnos de qué nos sirve tener un Gobierno. Un Ejecutivo -por cierto muy nutrido: 23 ministerios-, que se pone de perfil para evitar los problemas que apareja la nueva ola de contagios que llega de la mano de la variante “ómicron”.