Opinión
Por
  • Manuel Campo Vidal

La “España despoblada” y la “España vaciada” ya son dos

Concentración por la España Vaciada ante el Congreso de los Diputados
Concentración por la España Vaciada ante el Congreso de los Diputados
S.E.

ANTES significaban lo mismo; hoy ya no. “España despoblada” era, y es, una triste realidad: un polo del preocupante desequilibrio territorial del país. Por “España vaciada”, hasta hace poco, entendíamos lo mismo; pero ahora varias plataformas territoriales han tomado ese nombre para llamar a las puertas de ayuntamientos y parlamentos autonómicos en mayo de 2023, meses después Congreso y Senado y, seguramente, Europarlamento en el 2024.

El viaje hacia esos nombres ha sido largo. Con José Antonio Labordeta y Marcelino Iglesias, hablábamos de la “España interior”, aunque en el interior semidesértico exista la potente isla demográfica y económica de Madrid. En 2015 llegó el libro “La España vacía”. Y poco después, el médico Manolo Gimeno, fundador de Teruel Existe, detectó un concepto nuevo en un Manifiesto leído en Allepuz (Teruel) : ‘Esa España no estaba vacía, sino que se vació”.

El 31 de marzo de 2019 celebramos aquella imponente manifestación en Madrid denominada “La Revuelta de la España Vaciada” y cuajó ese nombre. Sin embargo, dos años después opté para mi libro por el título “La España despoblada”, al entender, con muchos otros, que suena más humano.

En el río de palabras y conceptos sobre este grave problema, han bajado juntas desde entonces “España despoblada”, “España vaciada” y, cada vez menos, “España vacía”. “Tanto da el nombre, es lo mismo”, solíamos decir. Pues ya no: “despoblada” queda como una realidad; “vaciada” pasa a ser una candidatura.

El posible antecedente de esta bifurcación estuvo, pero no afloró, en la conversión electoral de Teruel Existe, movimiento iniciado hace 22 años. Cuando a finales de 2019 se presentó a elecciones obtuvo un diputado y dos senadores. Ese diputado, Tomás Guitarte, muy solvente, resultó decisivo para la investidura de Pedro Sánchez. Tras esa experiencia, plataformas de varias provincias se agrupan ahora bajo el nombre de “España vaciada”, que era de todos, para su proyecto. Están en su derecho; aunque con mayor fragmentación, formar gobiernos será más difícil todavía.

El pasado 9 de junio, Chema López Juderías, director de Diario de Teruel, publicó un artículo titulado “El nombre”: “Teruel Existe ha sido desde 1999 el mejor grito para denunciar nuestra situación. (...) Quizás ha llegado el momento de desligar una cosa de la otra; que el nombre de Teruel Existe siga siendo de todos los que amamos, defendemos y luchamos por nuestra tierra, sin importar la tendencia o el color político, y que la agrupación de electores tenga un nombre diferente”.

Esa misma reflexión vale para la “España vaciada”. Una cosa es batallar para resolver los problemas de la España despoblada -ahí estamos todos- y otra, respetable, promover candidaturas de la España vaciada. Por suerte teníamos dos denominaciones. Aplíquense. Lo importante es que esa España está bien viva y suscita interés; incluso electoral.

El mapa político español puede alterarse de nuevo con ese proyecto. Sucedió en 2015 cuando, frente al bipartidismo clásico, surgieron Podemos y Ciudadanos, hoy perdiendo gas y con riesgo de desaparición. Vox, tercera fuerza en el Congreso, también recela de la candidatura España Vaciada porque el tercer o cuarto diputado que podría corresponderle en el reparto provincial, puede evaporarse. Tanto Partido Popular como PSOE ensayan propuestas incluso fiscales para retener a los potenciales votantes de esta nueva opción. El candidato socialista andaluz, Juan Espadas, anuncia que hablará con ellos. Jaén anda revuelta. Y no solo Jaén. El PP anuncia medidas en su programa que antes ni se consideraban. Algo es algo. l