Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Fatiga pandémica

Aplausos en el Hospital San Jorge de Huesca durante los meses de confinamiento.
Aplausos en el Hospital San Jorge de Huesca durante los meses de confinamiento.
R.G.

APLAUDIMOS mucho en nuestros balcones a los sanitarios, para agradecer y darles ánimos en los momentos más duros de la pandemia en los que gran parte de la población nos quedamos recluidos en nuestras casas sin riesgos y con muchas comodidades. Mientras, ellos con bolsas de basura, a falta de epis, inicialmente se enfundaban estos trajes de plástico para enfrentarse a las situaciones más duras, contagiados a los que el virus fulminaba literalmente sin saber cómo. Y siempre con el temor de llevar a los suyos el maldito bicho. Sus principios éticos y profesionales les hicieron aguantar jornadas eternas y asumir riesgos para cumplir con su labor asistencial. Aquello sucedió en la primera ola, pero ahora ya estamos en la séptima y los sanitarios veintidós meses después siguen sin respiro y sin aplausos. Necesitan un respiro, porque sienten fatiga pandémica. No todo se tiene que centrar en la lucha contra el virus.

Los psiquiatras alertan de que los problemas de salud mental, como el estrés, crecen en las profesiones que se encuentran en primera línea, ahora que es ya la séptima ola. En esa primera línea, se encuentra el personal de servicios como la uci, Urgencias, Neurología, Medicina Interna o Atención Primaria, también con las enfermeras. Por ejemplo, son las enfermeras o los médicos de familia los que llaman a diario a cada contagiado confinado en casa para seguir su evolución. Esa atención es fundamental para no sentirse solo con una enfermedad en la que a veces se viven muchos altibajos. Esa llamada no se puede perder y para eso hacen falta sanitarios, pero de estos últimos la sociedad no se puede olvidar y menos el propio sistema sanitario. Mantener la salud mental es clave para la buena marcha de la sociedad.