Opinión
Por
  • Francisco Muro de Iscar

La cuesta de enero más empinada

La ONU alerta sobre el avance de la pobreza
Cáritas está pagando miles de facturas de los vulnerados.
EFE

La cuesta de enero es más cuesta que nunca para millones de familias. Crece la precariedad y la desigualdad. Caritas acaba de denunciar que 1,45 millones de jóvenes -aquí en España no en el tercer mundo- sufren exclusión social grave. Que frente a un 6,5 por ciento de hogares en exclusión severa en 2018, hoy la cifra es de un 9,4 por ciento. Cáritas está pagando miles de facturas de los vulnerados, a muchos de los cuales no les llega ni siquiera el Ingreso Vital Mínimo.

“La escalada de los precios de estos últimos meses ha convertido la cuesta de enero de 2022, como dice la revista Vida Nueva en su último número, en un muro infranqueable para miles de familias” Caritas, el brazo social y solidario de la Iglesia sale al rescate allí donde los poderes públicos no llegan.

¿Alguien está buscando soluciones efectivas al problema? Los que gobiernan parecen solo preocupados por mantenerse en el poder tejiendo alianzas indeseables y por las que hay que pagar un precio muy alto y los que aspiran a gobernar solo buscan derrotar al que manda, también al precio que sea. Existe ya un claro malestar social y el riesgo es que crezca el resentimiento.

Antón Costas, un gallego del Celta, catedrático de Economía, ex presidente del Círculo de Economía de Barcelona y, desde hace un año, presidente del Consejo Económico y Social de España, acaba de presentar un libro, “Laberintos de la prosperidad” que ofrece una oportunidad para el debate de altura. La tesis es que necesitamos más empleos para más gente en más lugares de España (aquí entra la España vaciada) y que el reto descansa en mejorar simultáneamente la producción (a través de mejorar el empleo) y la preproducción (mejorar la educación, invertir en niños y jóvenes).

En una economía de mercado y en una sociedad democrática que funcione armónicamente el pegamento para la recuperación de la prosperidad es un nuevo contrato social, un compromiso moral y político de los que van bien que permita distribuir bien los costes de las crisis y de las recesiones, pero también los de las fases de prosperidad. Costas defiende que la desigualdad no se combate solo con la redistribución de impuestos porque la mayor desigualdad hoy no es la de ingresos sino la de oportunidades. Y por eso, propone la obligatoriedad y gratuidad de la educación de 0 a 3 años -aquí entra la conciliación y la ruptura de barreras que excluyen a la mujer- y la digitalización al cien por cien en toda España y en todos los sectores. Pero, sobre todo, Costas reclama “buscar soluciones juntos. No estamos de acuerdo, pero tenemos que ponernos de acuerdo. Los tres pilares de la economía: el Estado, el mercado y las comunidades tienen que reequilibrarse y actuar unidos”. ¿Unos nuevos Pactos de La Moncloa?

En el debate, en la sede de Llorente y Cuenca, en el que también intervinieron Cristina Monge, Jordi Sevilla y Carmen Muñoz, surgieron preguntas e ideas interesantes: el paro juvenil y la reforma de la Administración eran un problema hace cuarenta años. Aburre seguir diciendo que lo son sin que nadie haga nada. El 0,7 para cooperación, recientemente aprobado por el Gobierno de Pedro Sánchez, estaba en el Programa del PSOE del año 2000 y en del Gobierno socialista de 2004. Necesitamos al Estado, pero son las buenas empresas las que crean buenos empleos. Hay que fortalecerlas. ¿Compartimos el diagnóstico o manda la ideología? ¿Seguirá creciendo la desigualdad por la incapacidad o el desinterés de los políticos para buscar acuerdos que beneficien a los ciudadanos? Habrá que pedirles cuentas. 

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