Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Normalización del coronavirus

Una prueba de detección del virus, al comienzo de esta ola, en el Centro de Salud Los Olivos-Santo Grial.
Una prueba de detección del virus en el Centro de Salud Los Olivos-Santo Grial.
Pablo Segura

LAS CUARENTENAS ya se han acabado y, con esta medida, se da uno de los últimos pasos de vuelta a la normalidad. La decisión acompaña de alguna forma a la sensación que existe ya en la calle de que hay que seguir conviviendo con el coronavirus. Los positivos tampoco se cuentan ya, excepto los casos graves, de los que todavía hay pacientes en los hospitales y a los que hay que seguir muy de cerca. Con todo, tanto desde la sanidad como desde la educación se lanza una llamada a la responsabilidad individual para evitar los contagios porque, realmente, la medida entraña un riesgo.

Desde el inicio de la pandemia, en estas mismas líneas se ha apelado constantemete a la responsabilidad individual para cumplir las normas porque realmente, aunque hubiera posibilidades, las sanciones administrativas no podían frenar los contagios. De hecho, algunas de las olas han surgido como consecuencia de celebraciones festivas con fiestas multitudinarias o reuniones familiares en las que se rompían los núcleos. Así que, a pesar de que la responsabilidad invividual, si se tiene, funciona mejor que la prohibición, fiar la propagación del virus al cuidado que tenga el contagiado es fiarse demasiado. Por ello, tanto médicos como docentes temen el resultado.

Cabe esperar que no haya una vuelta atrás, aunque tampoco sería la primera vez, pero también es deseable que se normalice la situación cuanto antes. La administración también tendría que dar herramientas a empresas y trabajadores para establecer el límite entre tener síntomas leves y hacer vida normal con cuidado o poderse quedar más en casa para evitar la propagación. Si no se dieron al inicio de la pandemia, difícilmente se hará ahora. Por ello, de nuevo, hay que apelar a esa responsabilidad individual. l