Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Las carreteras, a menor velocidad

La variante desde el Km. 3 se desdoblará hasta el enlace de Montearagón (acceso a Quicena).
Imagen de las obras en la variante desde el Km. 3.
Pablo Segura

La subida del coste de los materiales de construcción afecta a la obra pública y, en concreto, va a suponer un retraso en la finalización de los trabajos que hay en marcha en la provincia: la autovía entre Siétamo y Huesca (A-22), la variante de Sabiñánigo (A-23) y el tramo del Congosto del Ventamillo (N-260). Estas son las obras que sufrirán retrasos por el alza de los costes, que se había disparado ya por durante el 2021 y que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana lo atribuía a la pandemia. 

Ahora, es la guerra de Ucrania la que ha obligado al Gobierno a adoptar medidas excepcionales en muchos sentidos y también en lo que afecta a la obra pública. El Gobierno ha ampliado las medidas de revisión excepcional de los contratos públicos de obras afectados por la subida de los precios de los materiales, tal y como comunicó el propio ministerio. Pero todo esto se traduce en que la modificación de las condiciones conlleva retrasos en la ejecución de las obras que, ya sin estos contratiempos, algunas como el tramo entre Huesca y Siétamo se había dilatado por otras cuestiones, como los cambios y reposición de los servicios.

Pero el efecto irá mucho más allá de las obras que están iniciadas, que requerirán de una mayor inversión. Como consecuencia, las que llevan años paralizadas en trámites administrativos y ni siquiera se han iniciado se retrasarán todavía más y, en esta situación, hay más tramos que también son igual de significativos que los citados. 

En la A-23, quedan los kilómetros entre Lanave y Sabiñánigo Sur así como la variante de Jaca que enlazaría con la A-21 y, en esta vía, el tramo de Puente la Reina hasta la provincia de Zaragoza, pero también queda en la N-260 la zona entre Balupor y Fiscal, entre otros. Habrá que esperar.