Opinión
Por
  • Carlos García Martínez, Expresidente de la Diputación Provincial de Huesca 1983-1987

Un Canfranero europeo: la gran mentira

Las obras han comenzado este miércoles
Fachada de la estación.
Pablo Segura

En el año 2007, un editorial del Diario del Alto Aragón opinaba: “El análisis crítico de la reivindicación ferroviaria tiene que dejar claro que ni su trazado ni su desarrollo son compatibles con un ferrocarril moderno y competitivo, y que la exigencia fundamental tiene que ser la de una línea directa entre Burdeos, Zaragoza y Valencia: un ferrocarril para el siglo XXI, distinto del proyectado en el XIX, construido a principios del XX y mutilado y abandonado después.

Lo primero, para ver el asunto con perspectiva, es pensar que hace 52 años que se rompió en el lado francés un puente de pocos metros, muy cerca de la carretera, y que tal accidente, provocado o no – los que lo conducían no estaban en él-, ha supuesto desde entonces el cierre de la comunicación ferroviaria internacional. Más de medio siglo, sin guerras ni cierre de fronteras. En esos decenios, además de la constante reivindicación aragonesa para restaurar la línea – acelerada estas semanas, casi cada día y con foto, por el consejero Soro con la repetición de una misma información- , la frontera sigue cerrada. Los últimos kilómetros en Francia sin rieles ni traviesas, deteriorándose los túneles e incluso con estaciones vendidas. Sin embargo, se repiten “visiones” optimistas con plazos seguros.

Dos citas anteriores al cierre: En 1934, los padres de la filósofa Simone Weil pasaron una noche en Canfranc, camino de Zaragoza, y contaron a su hija la experiencia: «Hay una estación inmensa con un laberinto de pasillos desiertos... Al cabo de media hora, una niña que no comprendía el francés nos llevó a una habitación, donde dormirnos a pesar del frío de perros y la falta de mantas. Al levantarnos no encontramos a nadie a quien pagar la estancia. Los aduaneros, al vernos ir de aquí para allá, nos hicieron señas para que subiésemos al tren. Pensábamos que alguien vendría a cobrarnos, pero no apareció nadie. Así que nos alojamos gratis en Canfranc». En 1948, Correos comunicó que la línea con Francia estaba cerrada para el trasiego de correspondencia y se rogaba que no se incluyeran periódicos por no enlazar con los ambulantes franceses. Nueve años después, subiendo desde Jaca en moto, merendamos allí, la que unos meses después sería mi mujer y yo mismo, con las hijas de la familia que todavía llevaba un bar desangelado y solitario.

Aunque en 1.970, tras el destrozo del puente, Juan Lacasa, exalcalde de Jaca, escribiese un artículo titulado “Salvemos el Canfranc. Aragón no puede perder bazas” y durante mucho tiempo fuese considerado el adalid de su defensa, acabó declarando, años más tarde, que aquello “era un sueño, como un tren de Campoamor”. El año anterior, Mariano Aso, alcalde de Canfranc, había afirmado que los enlaces ferroviarios con Francia eran “prácticamente nulos”.

En el año 2.003, Labarrère, alcalde y presidente del área metropolitana de Pau, en un debate televisivo, dijo: “Los que dicen que tendremos un tren entre Pau y Canfranc son mentirosos, imbéciles e ignorantes: no queremos cuentos de hadas, no lo tendremos nunca”. Al referirse a las inversiones del área metropolitana se dijo allí que la reapertura era “un sueño imbécil”. El mismo año, Laserre, presidente del departamento fronterizo, propuso priorizar la mejora .de las carreteras y que la mitad de la inversión destinada al ferrocarril se dedicase a la carretera del Somport.

Los anteriores no son más que párrafos sueltos para crear ambiente. Lo que vino después y lo que sigue pasando, trataré de explicarlo ordenada y convincentemente en nuevos escritos. Entretanto, lean lo que Pascual Ascaso acaba de escribir: “¿No sería mejor callar? Ahora nos dicen que el Canfranero tendrá ancho europeo y se electrificará en 2040. Me pregunto cuántas reuniones se llevan desde que un puentecillo de mala muerte se hundió…no se preocupen que el 2040 pasará y no habrá nada salvo el anuncio para otro año de otro compromiso…(Algunos)... cuando llega la fecha anunciada ni siquiera viven. ¿Cómo vamos a creer que un día se permeabilizará el Pirineo Central por ´una vía de baja cota´? Quizás podamos presumir de estación, no de tren. Antes de cabras, corral”.

Todo lo que se está invirtiendo en la antigua línea puede ser un regalo impensado para servir a cada pueblo del recorrido y programar viajes entre Huesca y la gran estación de Canfranc. Desde Zaragoza a la frontera se acabará por viajar, seguro, por el atajo anulado de Turuñana, a orillas del Gállego, y desde Francia a través de un nuevo túnel entre Bedous y Villanúa.