Opinión
Por
  • Carlos García Martínez, Expresidente de la Diputación Provincial de Huesca 1983-1987

Más sobre la mentira del Canfranero

Trabajos de urbanización de la explanada de la estación internacional de Canfranc.
Trabajos de urbanización de la explanada de la estación internacional de Canfranc.
R.G.

Pocos días después de publicado en este periódico mi artículo titulado: “Un Canfranero europeo: la gran mentira”, leo que alguien interpreta que me opongo a que haya un camino ferroviario abierto entre Aragón y Europa, aunque, como allí decía, aquellas citas no eran más que para crear ambiente, anunciando que lo que vino después y lo que sigue pasando trataría de explicarlo ordenada y convincentemente en nuevos escritos.

Tal opinión crítica me va a servir ahora para anticipar el objetivo de mi trabajo, que no es otro que demostrar las consecuencias negativas de empecinarse en restaurar, básicamente, la línea del “Viejo Canfranero”. Para empezar, repetiré dos párrafos de mi denostado escrito: ”En el año 2007, un editorial del Diario del Alto Aragón opinaba: “El análisis crítico de la reivindicación ferroviaria tiene que dejar claro que ni su trazado ni su desarrollo son compatibles con un ferrocarril moderno y competitivo, y que la exigencia fundamental tiene que ser...un ferrocarril para el siglo XXI, ´distinto´ del proyectado en el XIX, construido a principios del XX y mutilado y abandonado después”. Cerraba mi artículo con una opinión propia: “desde Zaragoza a la frontera se acabará por viajar, seguro, por el atajo anulado de Turuñana, a orillas del Gállego, y desde Francia a través de un nuevo túnel (a baja cota) entre Bedous y Villanúa”.

A demostrar lo acertado de estos dos párrafos me aplicaré en próximos “capítulos”, dos de ellos ya redactados, el primero de los cuales se titula: “El Turuñana y la mentira del Canfranero”, y en el siguiente se verán las mociones y lo que escribieron algunos contra la recuperación del atajo. En cuanto al túnel fronterizo a baja cota tendré que expurgar el exceso de citas, francesas y españolas, en su favor, nunca defendido su contenido por los que siguen mitificando el “Viejo Canfranero”.

Les dejo con la gran pregunta para que mediten bien su respuesta: ¿Qué hubiera pasado si aquella máquina sin conductores no hubiera roto el puentecillo? Por si les sirve repito lo que dijo hace casi 29 años, Labarrère, alcalde de Pau: “Los que dicen que tendremos un tren entre Pau y Canfranc son mentirosos, imbéciles e ignorantes: no queremos cuentos de hadas, no lo tendremos nunca”. Cita que, como todas las demás, no tiene nada de incierta, como se ha sugerido.

En cuanto a lo que yo pienso que habría podido pasar sin la rotura del puente tengo claro que los últimos kilómetros del acceso carretero desde Francia no estarían como están. Y también que, tarde o temprano, la reclamación ferroviaria hubiese sido excavar un túnel a baja cota entre Accous y Villanúa. Las coordinadoras creadas en Aragón y Aquitania quizá no existirían, ya que, en el momento de la creación de la primera en 1993, veintitrés años después del cierre de la línea francesa, su primer acuerdo fue “encargar el estudio de una carretera rodante como alternativa...ya que un tribunal francés había paralizado la construcción del túnel carretero de Somport”. Pero ya dos años antes se había firmado la Convención franco-española para la construcción de ese túnel, sus obras fueron declaradas de utilidad pública en Francia precisamente en octubre de 1993 y “el hermoso túnel”, como me gusta calificarlo, fue inaugurado en enero de 2003. Ese túnel carretero forma parte de la Ruta Esmeralda Europea Pau-Zaragoza. La antigua carretera subía hasta el puerto y la seguridad vial no estaba garantizada, especialmente en invierno y el túnel permitió resolver esos problemas sin afectar al Parque Nacional de los Pirineos de Francia, ya que su entrada estaba situada justo en su límite. Su construcción suponía, además, una aportación al medio ambiente del trayecto al evitar el paso por el puerto. Aportación que sería igualmente positiva si la línea ferroviaria atravesase la cordillera por un túnel a menor cota. En un próximo escrito podrán leer cómo y quienes se opusieron a que se recuperase el gran atajo de Turuñana.