Opinión
Por
  • valeriano C. Labara, Maestro, Catedrático de Instituto y Correspondiente en Huesca de la RAMHG (Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía.

Mis primeros 30 años con DIARIO DEL ALTO ARAGÓN

Antonio Angulo dará nombre a la calle de la sede de DIARIO DEL ALTOARAGÓN.
Sede de DIARIO DEL ALTOARAGÓN.
D.A.

El 19 de abril del emblemático año 1992, estas páginas amigas acogían la que fue mi primera colaboración con Diario del Alto Aragón. Glosé entonces la figura de don Antonio de Allué y Sessé, Patriarca de las Indias, hijo de Asín de Broto, con ramificaciones familiares, que se extienden por todo Aragón y más allá, que me alcanzan. El motivo era que estaba próximo a cumplirse el 150º aniversario de su muerte, que celebramos en Candasnos, editando un modesto folleto con su biografía. La obra era mi primera producción historiográfica, fruto de una vocación irrefrenable, que alentaba desde antes de recibir el consejo orientador del profesorado y psicólogo de la Universidad Laboral de Huesca, cuando cursaba COU en ella.

Ver aquel trabajo en letras de molde, a toda página, en los Cuadernos Altoaragoneses, del domingo, fue para mí todo un revulsivo, algo que me llenó y me sigue llenando de satisfacción. Gracias al llorado y recordado don Antonio Angulo, al igual que a sus dignos sucesores en la dirección, desde entonces y desde este medio, que siempre me ha ofrecido sus puertas y “ventanas” abiertas de par en par, he procurado ofrecer de forma resumida, con la máxima solvencia de fuentes y originalidad que he podido y sabido, las vidas y obras de un buen puñado de altoaragoneses, que han destacado en el pasado. Siempre el denominador común es el de su origen local, de pueblos pequeños de la provincia de Huesca, algunos ya deshabitados, de donde salieron infinidad de personas notables, que aportaron su valía y su espíritu de servicio a la sociedad.

Es una reivindicación de la “memoria histórica” bien entendida y una lucha contra la desmemoria. Se trata de hacer entender, cosa que cuesta mucho trabajo y unas dotes pedagógicas que todavía no he alcanzado, que el más importante patrimonio es el de las personas. En este caso, las que nos precedieron y dejaron huella vital y, en muchos casos, escrita e impresa en libros y obras de toda naturaleza que, a su vez, también son una parte importante de nuestro patrimonio, que debe rescatarse. A veces, es tan sencillo ese rescate, que sólo hay que comprar o adquirir dichas producciones, cometido éste en el que he ayudado a algunas localidades.

Me acerqué, desde los años noventa, a figuras de los pueblos y comarcas de origen: Peñalba, Lanaja, Ballobar, Castelflorite, Torrente de Cinca, Santalecina, Ontiñena… De los Monegros y el Bajo Cinca me dirigí, ampliando horizontes, hacia la Litera, el Somontano y el resto de comarcas y territorios del Alto Aragón. Me llamaron la atención eclesiásticos como el obispo Roda, Joaquín Regales o José Linás; militares, como el primer marqués de Castelflorite, el brigadier Sasot o el mártir Martínez Llagostera; médicos como el doctor Royo, de Peñalba o Diego de Millaruelo; maestros, como Cosme Sampériz, Ramón de la Peña o Coronado Satué; el entrenador del Barça, Sasot; el divulgador del sistema métrico decimal, don Camilo Labrador, najino, así como muchos otros prohombres y mujeres, tan desconocidos como destacados, como, a título de ejemplo, la poetisa tamaritana Dolores Cabrera y Heredia.

Como a Julio V. Brioso, me ha interesado, y mucho, la nobleza altoaragonesa y sus linajes destacados: Luzás, Azara, Aznar, Sichar, Castro de Gistau, los Vergara de Fraga… También sus estudiosos, cultivadores de la Genealogía y la Heráldica: el Barón de Valdeolivos, García Ciprés, Ernesto Fernández-Xesta, etc.

He procurado que Candasnos y los candasninos traspasasen los umbrales locales y fueran más y mejor conocidos, al menos a escala provincial y regional. Así, he escrito sobre personajes como mosén Arnal, cura protegido por Durruti en la guerra civil, el jurista Ezquerra Labrador, Enrique Abío un trotamundos que escapó dos veces de la pena de muerte o el gran candasnino, víctima del holocausto nazi, que fue José Sampériz Janín. También hemos hablado del paso por Candasnos de destacadas personalidades, desde Jovellanos a Espartero, donde a buen seguro bebieron su vino, con denominación de origen en el siglo XIX, mucho antes de que la Rioja diese nombre a los caldos más afamados de España.

Por último, me cabe el orgullo de haber inoculado a una jovenzuela como es mi hija, siquiera un poco, el gusanillo de la genealogía. Gracias a esa curiosidad, ella también ha escrito acerca de nuestros parentescos “famosos” dentro del linaje de los Allué y este mismo diario le ha dado “cancha” en un par de ocasiones, como también lo ha hecho la revista especializada “Cuadernos de Ayala” que dirige el Vizconde de Ayala y Marqués de la Floresta.

Seguiremos en ello: leyendo, escribiendo y publicando todo lo que podamos, con el mismo empeño de siempre y más, si cabe, mientras Diario del Alto Aragón y sus lectores quieran.