Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Un local social para los vecinos

Los ocho vecinos posaron junto a las autoridades delante del centro social.
Los ocho vecinos posaron junto a las autoridades delante del centro social.
S.E.

Son esas pequeñas obras que, a veces, cambian la vida de un pueblo. Con una pequeña inversión, se abre un mundo de posibilidades. Los ocho vecinos de Gracionépel, una pedanía de Jaca, han conseguido un local social donde reunirse gracias al ahorro de la población por el alquiler de un terreno municipal y con una pequeña aportación del Ayuntamiento.

El cierre del bar de un pueblo ha sido siempre uno de esos hitos que marcan el principio del fin, como lo fue la clausura de la escuela en las décadas de los 50 a los 70 del éxodo rural. Es al final dejar de contar con un punto de encuentro, con un lugar en el que compartir al fin y al cabo. Ocho vecinos son los que viven a diario en Gracionépel, pero como en cualquiera de los núcleos de nuestra provincia, hay decenas de antiguos habitantes y descencientes que vuelven para las fiestas, para celebrar o para reunirse con familiares y vecinos.

Un salón social quizá no sea por si solo capaz de atraer a nuevos vecinos, pero sí ayudará a que los que viven en este núcleo, ubicado a solo 13 minutos de Jaca, residan más a gusto con la posibilidad de organizar actividades conjuntas. Los servicios básicos son fundamentales en la lucha contra la despoblación y un salón social no puede considerarse como la luz, el agua o la conectividad, pero es fundamental para que el pueblo tenga otra vida. Además, en este caso será un punto de conexión a internet, por lo que tendrá un aliciente más para que sirva también de punto de encuentro. Para su alcalde pedáneo, José Antonio Aso, incluso puede revalorizar el pueblo.

Son esas pequeñas obras, realizadas con pequeñas inversiones, que cambian la vida de un pueblo o, al menos, la mejoran.