La caída de la natalidad

La natalidad ha registrado en el primer trimestre de este año su cifra más baja desde el inicio de este siglo. Entre enero y marzo, solo nacieron en la provincia 333 niños, un 10 % menos que en 2021. Los datos hablan del impacto de la pandemia, de la crisis económica y la incertidumbre que ha generado. El descenso es generalizado en todo el país, donde la cifra de partos ha caído en todas las regiones con respecto a antes del inicio de la epidemia. Ante estos datos, hay que reaccionar para dar certidumbres y estabilidad. Los nacimientos de hoy son claves para el mañana. Esta evidencia es solo un recordatorio para que a los gobernantes no se les olvide hacia dónde hay que dirigir las políticas. El problema de la natalidad no lo ha generado la pandemia, por lo que tampoco se solucionará cuando la crisis ocasionada por la misma pase. Es necesario proyectar políticas públicas orientadas a garantizar un relevo generacional para mantener desde el tejido productivo al sistema de pensiones.

En estos momentos, ya se está padeciendo las consecuencias de la crisis del 2008, que dejó a muchos jóvenes con hipotecas hasta la jubilación y con trabajos precarios que les obligó a postergar o a apartar incluso para siempre la idea de la maternidad. Cuando en una sociedad se tienen hijos a los cuarenta, por falta de estabilidad, por carrera profesional o porque la sensación generalizada es que todavía se es joven, algo falla. Los gobiernos tienen que aplicar políticas correctoras para volver a fomentar la natalidad, para que haya seguridad económica de forma que la decisión se tome antes. Con una población envejecida, especialmente en provincias como la de Huesca, es complicado revertir la situación. Nunca será de un día para otro, pero un día hay que empezar.