Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Sender vuelve a Madrid

Luis García Montero, Elisa Sancho y Maribel de Pablo durante la visita a la exposición de Sender.
Luis García Montero, Elisa Sancho y Maribel de Pablo durante la visita a la exposición de Sender.
DPH

El exilio de uno de los escritores aragoneses más universal, Ramón J. Sender (Chalamera, 1901- San Diego, California, 1982) ha terminado a destiempo, sí, pero su memoria y su legado artístico han vuelto a Madrid, donde la Diputación Provincial de Huesca, el Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA) y el Instituto Cervantes han inaugurado la exposición ‘Ramón J. Sender. Memoria bisiesta’, que se podrá visitar en la sede del último centro hasta el 16 de octubre. No estaba todo estudiado ni era suficientemente conocido. La muestra desvela su faceta pictórica que cultivaba como otra forma de expresión distinta a la literaria, por la que más se conoce a este polifacético escritor y periodista, Premio Nacional de Literatura por ‘Míster Witt en el Cantón’ (1935). Es una de sus obras más conocidas junto a ‘Imán’ (1930) o ‘Réquiem por un campesino español’, esta última con referencias a Chalamera y Alcolea de Cinca en esa aldea ficticia en la que sangran las heridas de la Guerra Civil y la necesidad de la memoria. Como expuso el profesor experto en la figura de Sender, José Domingo Dueñas, su obra es una “honda y permanente reflexión sobre la condición humana y la necesidad de definir y acotar el mal”. Es una obra que no caduca, que sigue vigente para entender y reflexionar sobre el presente, cuando se cumplen 40 años de su muerte. Ramón J. Sender, testigo de momentos históricos, es una lectura obligada por la universalidad de sus temas, pero también por lo local y sus referencias al Alto Aragón. Incluso por el uso de la lengua, porque igual intercala el toque de las campanas en catalán “no és nena, que és nen”, como expresiones aragonesas como ‘hacer (fer) fuineta’, que él mismo define como escaparse. Habrá que ‘fer fuineta’ a Madrid para seguirlo.