Opinión
Por
  • Luis Estaún, exalcalde de Biescas

Extraños compañeros de cama en Biescas

Estaún formaliza su renuncia a la Alcaldía de Biescas ante el pleno municipal
Imagen de archivo de Luis Estaún cuando formalizó su renuncia a la Alcaldía de Biescas ante el pleno municipal
S.E.

Que “la política hace extraños compañeros de cama” se está confirmando en Biescas, como conocen sus vecinos a la vista de la actuación individual y conjunta de los concejales de la actual oposición. Han pasado de acusarse entre ellos, cuando aún no compartían “cama”, por una supuesta “malversación de fondos públicos” -consistente en utilizar en provecho particular al personal de la brigada municipal de obras del ayuntamiento-, a establecer ahora una “entente cordiale”. Son los mismos concejales que entonces exigían a la alcaldesa que cesara de sus funciones al “acusado” y amenazaban con convertirla en cómplice y encubridora por permitir un uso fraudulento de los medios públicos que administra, aunque ella lo defendiera con razón y razones.

Los mismos, señalado y acusadores, que ahora se han sumado reciente y alegremente a una oposición rabiosa que pretende acosar a un equipo de gobierno municipal, al que entre todos han pugnado por dejar en minoría. Su obsesión es una alcaldesa que tiene más paciencia que el Santo Job por aguantar la sarta de impertinencias que le dispensan con más o menos tino, ese grupo variopinto de concejales que utilizan los plenos municipales para dar rienda suelta a sus fobias y al que sólo une el objetivo común de obstaculizar el trabajo y la gestión del ayuntamiento por sacar adelante el municipio.

Dirán que es la tarea que corresponde hacer precisamente a la oposición y estoy de acuerdo con que, en efecto, existe una labor imprescindible y democrática de controlar, criticar y proponer. Sin embargo, esa función y valores como el respeto, la educación, el rigor, la coherencia y la legalidad que deben guiar a los concejales en ese importante control, ha sido sustituida por unas actitudes y comportamientos ajenos al interés general. Después de leer el acta del último pleno del Ayuntamiento de Biescas, me entra un escalofrío sólo de pensar que pudieran llegar a gobernar el municipio esas personas, juntas o revueltas, capaces de intervenciones como las que constan en el documento.

Son los del “todo vale” con tal de tratar de erosionar al gobierno local, aunque a veces se les va la mano en su enloquecida carrera de a ver quién lanza la crítica más ácida e incisiva y a la vez, más inútil. Entonces, te encuentras con perlas como las proferidas por quien pone en cuestión los méritos de las Ferias de Biescas para recibir una distinción del Gobierno de Aragón, insinuando que se ha otorgado por amiguismo y despreciando una trayectoria de éxito reconocida y fruto del esfuerzo de todos. Mientras, desde su mismo grupo, una persona con responsabilidades en ese Gobierno de Aragón tildado de prevaricador por otorgar ese premio a Biescas, ni pestañea.

Es notoria también la aguda observación de otro portavoz opositor, asegurando que el ayuntamiento contrata acciones publicitarias con el Diario del Alto Aragón y el Heraldo (los diarios aragoneses de mayor difusión) por ser afines al PAR y propone otros medios de comunicación alternativos, ignorando que también se hace. ¿Quién da más?

Su afirmación es interesante porque denota la idea que yace en el subconsciente de algunos concejales de la oposición, para justificar el hecho de que los vecinos de Biescas llevan 20 años votando mal contumazmente. Para ellos, la única explicación posible es una descomunal compra de voluntades y una férrea propaganda que ha obnubilado el juicio de los vecinos y votantes, lo que les ha conducido a apoyar en las urnas reiteradamente, a un régimen corrupto e ineficaz que ha condenado a Biescas a la terrible situación que, en realidad, sólo existe en su imaginación y no se cansan de denunciar pleno tras pleno.

Por eso, no sorprende que, tres años después de dejar el ayuntamiento de Biescas, se siga haciendo oposición al anterior alcalde, se intente reescribir la historia denostando todo lo hecho en los últimos mandatos (las ferias, la gestión urbanística, el fomento de la actividad económica y turística, los servicios), en una permanente enmienda a la totalidad que cae en el absurdo de renegar de un trabajo al que han contribuido todos los grupos políticos, puesto que el PAR solo ha gobernado un mandato con mayoría absoluta, de forma que ha habido casi siempre acuerdos para aprobar presupuestos e iniciativas.

En fin, qué quieren que les diga: da ternura escuchar en nombre de esa oposición, a quien lleva tres décadas en el ayuntamiento, muchos años con responsabilidades directas, y aparenta escandalizarse de la gestión urbanística, basada en un PGOU que él mismo aprobó. Casi recuerda a esa escena de la película Casablanca dónde el capitán Renault ordena cerrar el café Americaine de Rick (Humphrey Bogart) con la mítica frase de “qué vergüenza, he descubierto que aquí se juega”. La impostura no tiene límites.

El mismo concejal que, en su etapa con la vara de mando, traspasó las leyes de la geometría, dando licencia para construir un chalet sobre suelo rústico, en una parcela menor de los 10.000 metros reglamentarios, con la ficción de adicionar los metros de otra parcela que no colindaba con la misma. Hoy, se escandaliza de que se propongan licencias de obras con el visto bueno de todos los informes técnicos preceptivos y le dice a la alcaldesa que está allí para tomar decisiones no para hacer caso a los técnicos. Sólo le falta aconsejar que siga su ejemplo. Qué lástima que se desperdicie tanto talento mal aplicado.

En fin, el tiempo pone a cada uno en su sitio y los votantes nunca se equivocan, porque tienen sobrado criterio e información como para no saber quién trabaja por Biescas de verdad, qué intereses impulsan a cada candidato a su ayuntamiento, qué grupos formarán, qué credibilidad tiene su palabra y su firma, qué pueden esperar de cada cual, viendo su comportamiento, y saben que la crispación y la mala educación no son las bases para construir nada positivo.