Opinión
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  • Diario del AltoAragón

La Parrilla de Oro

Integrantes del Club Ciclista Oscense.
Integrantes del Club Ciclista Oscense.
Verónica Lacasa

El 1 de agosto ha empezado tradicionalmente la cuenta atrás. El momento de transplantar la albahaca -40 días antes, como marca la tradición- que marcó el inicio del contador en este Diario, queda atrás y es hoy, cuando la apertura de las casetas en los Porches de Galicia para hacerse socio de las peñas, acelera los preparativos. Pero ayer, como un acto nuevo incorporado al prelaurentis, se entregó la Parrilla de Oro de la ciudad al Club Ciclista Oscense y, con él, se adelantó unas horas ese tiempo que corre a contra reloj hasta que el día 9 de agosto a las 12:00 se dispare el cohete.

La máxima distinción de la capital oscense fue ayer para muchos altoaragoneses. El presidente del Club Ciclista Oscense, Miguel Bergua, recogió emocionado un galardón que hizo extensivo a sus predecesores que le acompañaron en el escenario y a todos aquellos que forman hoy y han formado parte de la historia de una entidad vinculada a un deporte en el que cada vez hay más aficionados. Y algo habrá tenido que ver este Club, porque tras la aparición en Huesca de la primera bicicleta, se iban haciendo carreras hasta que en 1949 se disputó la primera edición del Gran Premio de San Lorenzo de ciclismo. Según relató, en 1979 se fundó el Club Ciclista Oscense, heredero de la Unión de Velocípedos Oscense. Con esta Parrilla de Oro, Huesca impulsa este deporte que va unido a la celebración de las fiestas de San Lorenzo y que supone un atractivo más para que lleguen ciclistas a la ciudad y disfruten, después de la carrera, de sus fiestas. Este acto, que se ha separado por primera vez de San Lorenzo - se entregaba el día 9 antes del chupinazo, aunque en 2021 también se celebró así pero no había fiestas-, se convierte en un nuevo hito en el prelaurentis.