Opinión
Por
  • Luis del Val

Nuevos empleos

Joven trabajando.
Joven trabajando.
D.G.A.

A PESAR de que los economistas ya anuncian que, a finales de agosto, nos encontraremos con 150.000 trabajadores más en el paro, nuestro previsor Gobierno trabaja sin cesar en la búsqueda de fórmulas que creen puestos de trabajo remunerados. Pero no remunerados por malvados empresarios capitalistas, como el Banco de Santander o una avariciosa empresa dedicada a la fabricación de energía eléctrica, sino el Estado, que no explota, que permite trabajar en casa, aunque me temo que los nuevos puestos de trabajo van a requerir presencia personal. Me refiero a los miles de inspectores de temperatura que habrá que formar para que se cumplan las órdenes del Gobierno y visiten comercios y grandes almacenes, no sea cosa que el avieso propietario haya osado bajar la temperatura por debajo de los 27 grados, o se le ocurra este próximo invierno poner la calefacción a 20 grados.

Afortunadamente para los nuevos inspectores, la formación no va a ser muy exigente. Será algo parecido al ingreso en la Universidad, o sea lo que yo llamo la prueba del melocotón: la comprobación de si el aspirante está maduro, y si está maduro como un melocotón, se le proporciona un termómetro y un certificado y ¡hala! a trabajar.

Con tal que no confunda los grados Celsius con los grados Fahrenheit ya se le puede considerar un diplomado, pero con objeto de que no se armen líos, y puedan ser contratados militantes, amigos y familiares, lo mejor es que de los grados Fahrenheit ni se mencionen y que se atengan exclusivamente al termómetro Celsius para evitar problemas.

Otro nuevo empleo en Cataluña es el de Delator de niños que hablan castellano en el recreo. Este trabajo peligroso requiere mucha discreción, y la lástima es que no se traslade al resto de España, por ejemplo, creando los DPCS (Delatores de Personas que Critican a Sánchez). Con eso y con los inspectores de temperatura lo de los 150.000 parados de agosto, se van a quedar en nada. Por no hablar de los profesores de cursillos para quien pretenda tener un perro, y otras innovaciones que nos van a colocar en cabeza de la Unión Europea.