De fiesta en fiesta

Huesca se viste este verano de fiesta como nunca. Los dos años de parón por la pandemia han provocado que aumentaran las ganas de diversión, pero también el interés por disfrutar de nuevo de las tradiciones y costumbres de todas las celebraciones. Esa “vuelta al pueblo” de la que tanto se ha hablado y que ha animado a algunos a dar el paso de dejar la ciudad, se ha reflejado también en las fiestas de los pueblos. En muchas localidades de la provincia, nunca había sido la afluencia tan masiva, en esa necesidad de entroncar con nuestros orígenes o simplemente de sentir la cercanía de la que se disfruta en un pueblo.

Pasado el 15 de agosto, algunos pueblos de escasos habitantes han vuelto a la soledad y la quietud a la que están acostumbrados, pero la vida bulle en muchas localidades que todavía no han celebrado su fiesta. Además de los festejos patronales, se han recuperado muchas otras celebraciones singulares como la Fiesta de la Longaniza de Graus, el ‘ball dels Salvatges’ de Benabarre, por ejemplo, y próximamente el Día del Traje Ansotano y la Morisma de Aínsa. Estas últimas localidades se “vestirán”, literalmente, de su fiesta en la normalidad festiva que ha traído el verano.

Quedan muchas casas por rondar, y así lo hará esta semana La Ronda en las fiestas de Boltaña, y muchas noches de baile en las plazas de nuestros pueblos que tienen que servir no solo para satisfacer las ganas de diversión sino para poner en valor la riqueza de nuestras tradiciones y de nuestros pueblos. Esas fiestas dejan ese poso y regusto que puede alimentar la vuelta al pueblo. Mientras los ayuntamientos e instituciones supramunicipales tienen que trabajar para poner las condiciones para que aquellos que sueñan con el retorno puedan dar el paso. Que no sea solo el efecto pasajero de la pandemia el que haga incrementar el padrón.