Opinión
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  • Diario del AltoAragón

El comercio local

Ferma Stock.
Ferma Stock.
Ayuntamiento de Barbastro

El comercio local no lo ha tenido nada fácil en los últimos años, porque a la competencia de las ventas por internet -a las que muchos también se han sumado o incluso han sido pioneros- se han añadido las circunstancias derivadas de la pandemia y, en los últimos tiempos, el incremento disparado de los costes de la energía. Desde que un comercio abre la puerta con el coste del personal, de la luz, del aire acondicionado... se van restando euros a la rentabilidad. Por ello, nunca sobra la reflexión que hemos repetido en este editorial de la importancia del comercio local para dar vida a las ciudades, para crear actividad económica, empleo, favorecer el asentamiento de la población y, en definitiva, dar vida a las calles de cualquier localidad. Por ello, Ferma se ha inaugurado con sus acciones en la calle con el comercio como protagonista, con un incremento de la zona peatonal para acoger a los visitantes y ese concepto de “Barbastro como Recinto ferial abierto”. La Feria se ha reinventado con una nueva concepción para convertirse en un “escaparate abierto”, aunque mantiene su carácter multisectorial con la organización de eventos de distintos ámbitos localizados en diferentes fechas, lo que supone un incentivo para hacer más de una visita.

Los comerciantes de Barbastro remataban su campaña de verano por todo lo alto y los de Huesca, por su parte, hacen un buen balance de las ventas animadas en las semanas previas a las fiestas de San Lorenzo. No obstante, para la vuelta, está el incentivo de los Bonos Impulsa, que suponen un considerable ahorro para el consumidor y mueven la economía en la capital. Pero su misión, más a largo plazo, es crear el hábito de acudir al comercio local, que hace ciudad.