Opinión
Por
  • Carmen Tomás

La inflación continúa disparada en agosto

El alza de los alimentos ha sido uno de los factores que más ha afectado a la inflación.
El alza de los alimentos ha sido uno de los factores que más ha afectado a la inflación.
EFE

Los precios no dan tregua. El IPC adelantado de agosto continúa por encima de los dos dígitos y la temida inflación subyacente alcanza ya el 6,4 %. Las supuestas medidas del Gobierno apenas han logrado una moderación de 4 décimas ahogando a empresas y hogares. De hecho, la leve moderación de los precios se ha debido a los carburantes.

Una tras otra las previsiones de la vicepresidenta Calviño son papel mojado y un mes más se demuestra que el gobierno es incapaz de atajar, al igual que están haciendo las grandes economías del euro, las presiones inflacionistas. Una presión que seguirá mientras la política del ejecutivo vaya por el camino de aumentar el gasto público, la deuda y el déficit e insista en subir salarios y pensiones tomando como referencia el IPC.

De hecho, los datos y previsiones que se van conociendo apuntan a una desaceleración que puede acabar en recesión. La AIReF, por ejemplo, ya adelanta un crecimiento negativo del PIB en este tercer trimestre. No en vano, la mayor parte de los indicadores adelantados que maneja Economía están en negativo. El consumo de los hogares se ha desplomado, la actividad empresarial no recupera niveles y la confianza está por los suelos.

Los costes siguen siendo elevadísimos y los palos en la rueda que se empeña en poner el Gobierno no paran de ahogar a empresas y autónomos. La consecuencia ya la vimos cuando el paro aumentó por primera vez en un mes de julio y ya se adelanta una situación aún peor para este mes de agosto con pérdida de miles de empleos. Lo peor es que lejos de corregir, desde el gobierno se siguen aumentando los impuestos, se descarta absolutamente limpiar de gasto ineficiente del presupuesto o deflactar la tarifa del IRPF para dar un alivio al dinero disponible de las familias para afrontar un otoño que desde el propio ejecutivo se ha calificado como de durísimo.

La vuelta al cole, las hipotecas, la cesta de la compra, la energía son sólo algunos de los gastos a los que habrá que hacer frente y que no se van a solucionar únicamente con la bonificación del transporte que, por cierto, tiene escaso peso en el IPC.

Hace meses ya que Hacienda está “haciendo el agosto” con la recaudación de impuestos por la subida de los precios y resulta bastante indecente que se siga cargando sobre los hombros de empresas, autónomos y hogares todo el peso de la crisis y únicamente se piense en cómo recaudar más o hacer la vida imposible a los que crean empleo.