Opinión
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  • Diario del Altoaragón

El abastecimiento de agua

Obras en la salida de agua de las balsas de Loporzano.
Obras en la salida de agua de las balsas de Loporzano.
Ayuntamiento de Huesca

EL EMBALSE DE MONTEARAGÓN es como el Guadiana, que aparece y desaparece de la actualidad informativa, pero que siempre forma parte de la misma porque nunca se acaba. Vuelve con fuerza en cada época de sequía, porque regresa la urgencia de contar con una seguridad para el abastecimiento de agua de la ciudad. Vadiello está al 18,68 % y el alcalde de Huesca, Luis Felipe, comenzó por ahorrar agua en los usos públicos y ha terminado, por el momento, por prohibir el riego de huertos y jardines. Su objetivo es avanzar de aquí al término del mandato con el embalse.

Los problemas de agua en la ciudad han sido siempre constantes, algo así como una patata caliente que acaba solventando, como puede y en el último momento, al que le explota. Sucedió en la sequía de 2005, pero también cuando surgieron fallos en la red de distribución que nadie resolvía y que generaban inundaciones de forma reiterada en diversos puntos. Ahora, el Ayuntamiento de Huesca apunta que en este mandato han invertido 570.000 euros en una treintena de actuaciones en la red de captación y abastecimiento de agua de la ciudad. Con todo, la gran obra, la del embalse de Montearagón, sigue sin terminarse y sin estar operativa para solventar la captación, aunque no sea competencia municipal. Pero que en agosto se haya podido reducir un 25 % el consumo del agua en comparación en el mismo mes del año pasado por los trabajos acometidos habla de la necesidad que había de intervenir. El problema es que invertir en este asunto es poco visible, mientras las grandes obras en las calles pueden ser más rentables de cara a la ciudadanía. La mejora en la red tiene que ser lo suficientemente constante para que no haya patatas calientes.