Opinión
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  • Diario del AltoAragón

El Año Cajal

Santiago Ramón y Cajal.
Santiago Ramón y Cajal.
Real Academia de la Historia

Santiago Ramón y Cajal forma parte del callejero oscense, en una avenida que antaño fue entrada a la ciudad directamente conectada con la arteria principal de los Cosos, y, por supuesto, da nombre al instituto público más antiguo capital altoaragonesa, en el que precisamente estudió el Premio Nobel. No se puede decir que su nombre y su figura hayan estado olvidados, pero sí es cierto que no se ha trabajado en la difusión del legado de un aragonés ilustre, como así se le ha considerado porque a pesar de nacer en Petilla de Aragón (Navarra), pasó parte de su juventud en Ayerbe y estudió en Huesca. Precisamente, tras su fallecimiento el claustro de profesores del entonces Instituto de Huesca le puso en nombre en 1934. En Ayerbe, hay un Centro de Interpretación de Ramón y Cajal desde 1999, en la casa donde vivió su familia, que es uno de los atractivos en la visita a la villa, donde se descubren muchas curiosidades de su vida y su obra así como de sus múltiples facetas como científico, fotógrafo, dibujante, escritor...

El Año Cajal quiere poner en valor a Ramón y Cajal con propuestas culturales para que su legado llegue a todos los públicos, con especial atención a las acciones educativas para el conocimiento vaya más allá de que fuera un científico, el padre de la teoría neuronal, dado que se trata de un humanista. Para ello, Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento de Huesca se han unido en la celebración del 170 aniversario del nacimiento del aragonés para presentar un programa que se celebrará hasta junio de 2025. El Ministerio de Ciencia e Innovación lo ha declarado Acontecimiento de Excepcional Interés Público. La provincia tiene la obligación de reconocer y dar a conocer su legado.