Frente al acoso escolar

El caso de la niña de 10 años de Zaragoza que el pasado 9 de septiembre intentó quitarse la vida por el acoso escolar que padecía en el colegio ha vuelto a incitar a la reflexión sobre los protocolos y las intervenciones contra este tipo de violencia. Cómo detectarla, para empezar, y cómo ponerle solución son las principales cuestiones para las que la sociedad no tiene una respuesta infalible. Por fortuna, la niña termina de recuperarse en casa de la fractura de cadera que sufrió. La fecha es también muy significativa: al día siguiente de comenzar el curso escolar.

Frente a esta lacra, el IES Ramón y Cajal de Huesca ha activado su propio sistema de prevención y detección para evitar o corregir los casos antes de que sea demasiado tarde. Al margen del Plan Integral del Gobierno de Aragón (2016-2018), que recoge el protocolo de actuación, los centros tienen autonomía y capacidad el programa. Por ello, el IES Ramón y Cajal ha implantado un método en el que el profesorado, el equipo de orientación y el alumnado trabajan de forma conjunta para intervenir con la única finalidad de ayudar a la víctima. Y al verdugo, que no siempre es consciente de que daño que inflige es algo más grave que fastidiar al compañero que no le cae bien.

En este sistema, es clave la participación de los “compañeros ayudantes” que pueden detectar antes estos casos y que pueden actuar dentro de los grupos de wasap o redes sociales. Estos últimos chavales, concienciados con esta lacra, merecen un gran reconocimiento por atreverse a actuar en lugar de mirar para otro lado por miedo a ser rechazados también. Frente al acoso escolar, hay que actuar de forma individual, como comunidad educativa y como sociedad.