Opinión
Por
  • Julia Navarro

Historia de un éxito

Última edición de la Feria del Libro de Frankfurt.
Última edición de la Feria del Libro de Frankfurt.
EFE

Cuando se apagan las luces es el momento de hacer balance. Y se acaban de apagar las del Pabellón de España en la Feria del Libro de Fráncfort que, para quienes no lo sepan, es la feria del libro más importante del mundo.

Y como es hora de balance hay que decir aquello de que al César lo que es del César, así que hay un nombre propio ineludible a la hora de explicar el éxito de España en la feria del Libro de Fráncfort: María José Gálvez, directora general del Libro. Yo añadiré un nombre más: Elvira Marco, comisaria del proyecto. Ahora que, como digo, las luces de la Feria se han apagado y que autores, editores, agentes literarios y demás familia han ido dejando la ciudad alemana, puedo decir que el balance es de 10, sin embargo, a la Dirección General del Libro le queda una tarea pendiente para el futuro inmediato: facilitar las traducciones de los libros españoles a otros idiomas. Pero antes de abordar esta cuestión vuelvo al principio.

El título de esta edición de la que, insisto, es la Feria del Libro más importante del mundo, fue “Creatividad Desbordante” y les aseguro que se hizo realidad. Impresionante el árbol de las cerezas como homenaje a Carmen Martín Gaite, que decía que las historias son como cerezas, tomas una y de esta saltas a otra y a otra... Un pabellón sorprendente, moderno, imaginativo, una organización perfecta, así como la decisión de la pluralidad en la presencia de los escritores españoles. Voces distintas, voces consolidadas, voces nuevas, voces de las cuatro lenguas en las que nos entendemos en España, español, gallego, vasco y catalán. Autores novísimos que recién se han estrenado en el mundo de las letras, poetas, ensayistas, autores consolidados, vacas sagradas de la literatura española contemporánea, ilustradores, autores de fanzines, diseñadores de portadas, libreros... Todos juntos funcionando como un reloj preciso porque detrás de tanta diversidad había un equipo excelente, con María José Gálvez y Elvira Marco en cabeza.

Y sí, puedo contar como los responsables de la Feria asistían con admiración al buen hacer del equipo español del Ministerio de Cultura. Como durante una semana Fráncfort ha sido, casi casi, la capital literaria de España. ¡Ah! Y la presencia de los Reyes inaugurando la Feria fue sin duda un “puntazo”, una más que brillante idea si nos atenemos a los comentarios que dejaron a su paso.

María José Gálvez ha presentado una España creativa moderna, desbordante de imaginación. Pero ahora, como apuntaba al comienzo de estas líneas, a la Directora General del Libro le toca librar una batalla, una batalla ardua en la que depende de la voluntad de los gobernantes, de su ministro, el señor Iceta, de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y por supuesto del Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Y esa tarea, como decía, no es otra que ayudar con subvenciones a editoriales extranjeras para que puedan publicar obras españolas. El Ministerio de Cultura ofrece ayuda económica, pero hay que hacer tantos trámites, son tantas las exigencias que las editoriales extranjeras, aburridas de tanta burocracia desisten. Y para quien no lo sepa decirles que, por ejemplo, el mundo literario anglosajón está muy cerrado en sí mismo y les cuesta mucho aceptar voces de otros lugares, y por tanto si queremos que las obras españolas se lean, habrá que ayudar a su traducción. Lo mismo sirve si pensamos en Asia o en otros continentes. Porque ahora cada libro español que se traduce es como poner una pica en Flandes. Así pues, la Directora General del Libro y el Ministro de Cultura tienen “deberes” que hacer hasta que termine la legislatura, el principal facilitar y apoyar la traducción de obras españolas a otros idiomas. Qué sería de todos nosotros sin los traductores. Gracias a ellos podemos leer la Odisea, el Rey Lear, Frankenstein, Moby Dick, Madame Bovary, la Metamorfosis, Ana Karenina... y tantas otras. De la misma manera que en otros países gracias a las traducciones han podido conocer las aventuras de Don Quijote, La Vida es sueño, Los santos inocentes, Los pazos de Ulloa, Las moradas, El Cántico espiritual, La casa de Bernarda Alba, La Regenta, Cien Años de Soledad, La ciudad y los perros...

Pero volviendo aquí y ahora, lo dicho, buen trabajo, excelente trabajo en Fráncfort el de la Dirección General del Libro que dirige María José Galvez. Felicidades.