Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Símbolos renovados

Los peques del barrio han conocido al 'payasete' y la 'abueleta'.
Los peques del barrio han conocido al 'payasete' y la 'abueleta'.
Pablo Segura

EL PAYASO y la Abueleta volvieron a correr y a ‘encorrer’ por las calles del barrio de Santo Domingo y San Martín de Huesca, renovados, pero con los mismos semblantes de siempre, aquellos capaces de sacar la risa, el lloro o la adrenalina de los más pequeños generación tras generación, pero también de provocar la nostalgia de los mayores que, por un momento, vuelven a correr delante de los cabezudos por la calle de San Martín (ahora Lanuza) y la conocida como la plaza de los Tocinos (Justicia de Aragón). Son dos símbolos inmortales del barrio y de la capital oscense.

Sean de escayola o diseñados en 3D, los cabezudos del barrio de Santo Domingo y San Martín siguen atrayendo a los más pequeños que, por unas horas cada día durante las fiestas que comenzaron ayer, disfrutan con los mismos juegos que sus padres. En ese tiempo, de sortear el palo y buscar los mejores escondites por las calles y portales del corazón del barrio, no se echan en falta las pantallas ni los nuevos estímulos infantiles de este siglo. Esa es la grandeza de los cabezudos, que no son más que el reflejo del espíritu de las fiestas de un barrio que ha sabido mantener la unión, la pasión por San Martín, y transmitirla a las siguientes generaciones.

Si hay unas fiestas que trascienden los límites del barrio, esas son las de San Martín, que como todas las grandes celebraciones, como sucede en San Lorenzo, tiene un programa con actos, como las salidas de los cabezudos, la presentación de las mairalesas o el reparto de las migas, que siguen inamovibles del programa desde hace varias décadas. Y que no se toque nada, porque funciona. ¡Que siga la unión vecinal! ¡Felices fiestas! y ¡Viva San Martín!