Opinión
Por
  • Teruca Moreno

Sánchez, Lambán, Gracia, Felipe: un solo rostro ante la sedición

Momento del saludo entre Pedro Sánchez y Lambán.
Momento del saludo entre Pedro Sánchez y Lambán en un acto en Madrid.
G. A.

EN OCTUBRE de 2017 se produjo en Huesca una escena que habría de permanecer para siempre en la memoria: los oscenses recibimos con pañoletas verdes a los agentes del Cuerpo Nacional de Policía que se desplazaban diariamente a una Cataluña encendida por la locura del independentismo. Mientras, centenares de banderas de España colgaban de los balcones. Rara vez se ha producido en nuestra historia reciente una muestra espontánea de patriotismo de esa magnitud; una solidaridad que, por supuesto, incluía a los catalanes fieles a la Constitución que sufrían en carne propia la intentona de secesión. Y era también la reivindicación de una identidad que incluye sin excepción a todas las autonomías de la nación.

No sería correcto afirmar que esa identidad se ha roto. Se ajusta más a la verdad decir que ha sufrido un ataque que reúne todas las características de una traición, desde la cobardía hasta complicidades que pretendían pasar ocultas. De los innumerables desatinos de Pedro Sánchez, la abolición del delito de secesión es, sin duda, el más repugnante. No se limita a uno de sus familiares gestos de soberbia, sino que impone a todos los españoles un estigma que no merecemos. Tenemos la obligación de no olvidar a ese Pedro Sánchez que perdería el sueño con un gobierno de Podemos y que jamás pactaría con los secesionistas. Hoy es socio de los primeros y ha puesto a España de rodillas ante los segundos. No perdamos esa perspectiva: el independentismo manda en Madrid, pero también en Huesca.

El PSOE de Aragón ha jugado en los últimos años a una farsa cuidadosamente orquestada. Su secretario general, Javier Lambán, parecía unos de esos barones críticos que, de vez en cuando, fingían un criterio propio. Su tendencia a la sobreactuación le ha costado más de una humillación pública. La más reciente, a costa de un supuesto reproche por la rendición de su jefe, Pedro Sánchez, a los secesionistas. No caigamos en la trampa, porque el único error de Lambán fue llevar demasiado lejos el papel que tenía encomendado. Tuvo que recular públicamente no por una oposición que no es tal, sino por haberla improvisado sin permiso. Y, una vez recibido el rapapolvo, se apresuró a volver al guion en conversación con Carlos Alsina erigiéndose como el más independiente de los presidentes autónomos. Esa maniobra -torpeza aparte- se ha dado una y otra vez en los últimos tres años El PSOE de Aragón, incluido el oscense, nos tiene acostumbrados a decir una cosa y votar la contraria. Una cosa es la retórica y otra muy distinta la desobediencia a la jerarquía socialista.

Ese doble lenguaje se ha puesto de manifiesto en la Diputación Provincial de Huesca y el ayuntamiento oscense gracias a sendas mociones presentadas por el PP. El objetivo de nuestra iniciativa era, en lenguaje coloquial, que todos los partidos se retrataran. Había llegado el momento de medir tanto la sinceridad de las críticas pactadas con Sánchez como de la postura de los gobiernos que más cerca nos atañen. El resultado fue el mismo en ambas instituciones. El PSOE de Huesca se deshizo en alabanzas a Pedro Sánchez, abrazó el secesionismo y abrió el camino al perdón a quienes, en octubre de 2017, se levantaron contra la Constitución Española. Es el único modo de decirlo, a pesar de esos argumentos fallidos que apelaban teóricamente a la concordia y el debate. Sus discursos estaban repletos de las mismas falsas verdades. En toda Europa, se quiera asumir o no, todos los Estados de derecho tienen herramientas legales para actuar contra quienes atacan su integridad territorial con un propósito secesionista. La caída del independentismo en Cataluña no es fruto del diálogo, sino del extremo cansancio que provoca su delirio y, especialmente, porque quienes encendieron esa hoguera están donde deben: en prisión. Esa ristra de engaños puede haberse ideado en Madrid, pero el PSOE de Huesca se ha ajustado a la instrucción recibida y apoya abiertamente en las instituciones la abolición del delito de sedición.

El socialismo oscense ya no puede ponerse de perfil. Las iniciativas institucionales del PP le han llevado a mirar a la cara a sus vecinos para pronunciarse sin más disimulos. El PSOE de Huesca ha perdido la opción de fingir un pensamiento crítico y ocultar la verdad con frases solemnes. No hay vuelta atrás, y se verá obligado a aplaudir cuando un reguero de indultos o revisión de condenas devuelvan la libertad a quienes atentaron contra la unidad de los españoles. Y los altoaragoneses hemos confirmado un temor que se hacía cada vez más evidente. El PSOE está secuestrado por su propia ambición y a las órdenes del independentismo. Tenemos que ser conscientes de que en Madrid, Aragón y Huesca mandan los secesionistas. Pedro Sánchez, Javier Lambán, Miguel Gracia y Luis Felipe son exactamente lo mismo y no les queda otra que la sumisión. 

Teruca Moreno es concejala del PP en el Ayuntamiento de Huesca