Opinión
Por
  • Diario del AltoAragón

El año de Montearagón

Este proyecto llevaba paralizado desde el año 2009.
Este proyecto llevaba paralizado desde el año 2009.
R.G.

Este ha de ser el año del embalse de Montearagón. El 2023 tiene que traer la inversión definitiva para que la obra, llamada desde hace décadas a solucionar los problemas de abastecimiento de la capital oscense, pueda cumplir su función. La sequía que ha sufrido -y sigue sufriendo- la provincia en los últimos meses ha vuelto a recordar de manera acuciante la necesidad de contar con esta infraestructura, tras demostrarse una vez más que la capital y todo su entorno no pueden depender exclusivamente del suministro del pantano de Vadiello. Sin embargo, tras anunciar hace casi cuatro meses una inversión de 22 millones que aprobó el Consejo de Ministros, la inversión sigue sin llegar.

Pero la cuenta atrás ha comenzado a acelerarse y va en contra de los propósitos del Año Nuevo del alcalde de Huesca, Luis Felipe, que se marcó hace unos meses el reto de dejar resuelta esta situación. A menos ya de cinco meses para las elecciones municipales, es importante que empiecen a darse pasos para avanzar en una obra que lleva décadas de despropósito y contratiempos, pero en la que es preciso tomar una determinación. La inversión realizada hasta ahora no puede quedarse en una oquedad inútil.

Y mientras llueve y no llueve; y se recupera, pero poco a poco y no lo suficiente, el embalse de Vadiello; la conexión con Valdabra y el canal de Cinca da solución a la capital oscense y 16 municipios del entorno que suman una población de unos 70.000 habitantes, a los que hay que sumar los usos agrícolas e industriales. Más allá del agua de boca, la capital oscense necesita tener el suministro de agua asegurado si quiere atraer industria y crecer.