Opinión
Por
  • Fernando Jáuregui

No, Feijoo no habla inglés; como el setenta por ciento

Alberto Núñez Feijóo.
Alberto Núñez Feijóo.
José González / 20 Minutos

SE MALICIAN en el Partido Popular, y seguramente tienen razón, porque en España pensar mal es acertar siempre, que la oferta de Pedro Sánchez de hacer seis ‘cara a cara’ ante los medios frente a Alberto Núñez Feijoo tendría, entre sus propósitos, mostrar las superioridades del presidente frente al líder de la oposición: Sánchez conoce mejor los números -claro, los hace él...-, Sánchez habla inglés y Feijoo no, etcétera.

Hay quienes me aseguran que han susurrado al inquilino de La Moncloa que no insista en el argumento idiomático que le sugieren sus peores asesores: no, Feijoo no habla inglés, y ya va siendo hora de que tome cursos acelerados, pero... el setenta por ciento de los votantes, se calcula, tampoco lo habla, y tenderán a sentirse más identificados con el aspirante que con el que defiende, a golpe de idiomas y de superioridad, el título y el puesto.

Sí, dicen los expertos en comunicación que acaso la principal razón del patente declive de Pedro Sánchez sea su desconexión del conjunto de la ciudadanía. A veces, ser el mejor preparado, y Sánchez, por cierto, también muestra evidentes lagunas en su sapiencia, no equivale automáticamente a ser el mejor. El presidente, tras el revolcón en las urnas nacionales, lo fía ahora casi todo a su dominio del panorama internacional, donde hay que reconocer que lo está haciendo bastante bien, al menos hasta que convocó precipitadamente estas elecciones del 23-j, convocatoria que tanto ha desconcertado en Bruselas, dicen.

Y, en todo caso, los debates ‘cara a cara’, que el PP califica de ‘excentricidades ‘y que yo creo que, sin embargo, deberían haber aceptado, se celebrarían en el más puro y duro español, no en inglés, ni en francés, ni en catalán, ni...

Y donde Sánchez suspende es en empatía en castellano, por mucho que su locuacidad (en inglés) guste a Biden o a von der Leyen. Aquí, en casa, el presidente y aspirante a lo mismo -no, tranquilos, no aspira a la OTAN, ya nos lo ha recalcado el propio interesado- se deja llevar, y se le nota, por accesos de mal disimulada ira. Y ahí, en el control gestual, le gana de lejos Feijóo, por mucho que la sonrisa abierta tampoco sea el fuerte del un tanto frío ex presidente de la Xunta gallega.

Sea como fuere, mejor nos iría a los españoles si quienes aspiran a representarnos se entendiesen mínimamente... en español. A veces, mírese lo de Sumar y Podemos, o incluso lo del PP y Vox, o lo del PSOE y sus ministras ‘moradas’, parece que, a la hora de acordar algo, los líderes de los partidos dialogan en idiomas diferentes y, en todo caso, en un lenguaje incomprensible para la mayoría de los ciudadanos, hablen o no inglés esos ciudadanos, que ya digo que son minoría aplastante los que lo hablan fluidamente.

Por supuesto, no quisiera que usted sacase la falsa impresión de que no valoro el hecho de que el primer ministro de un país hable un buen inglés, que es idioma internacional, el idioma del cambio imparable que nos viene: Feijóo ya va tardando en sumergirse en la lengua de Shakespeare, y probablemente ya jamás hablará un inglés casi ‘nativo’, como no lo hace la inmensa mayoría -quizá, excepto Nadia Calviño y Luis Planas- del propio Gobierno. Pero, la verdad, a la hora de valorar, valoraría más el hecho de que quienes quieren decidir nuestro futuro comenzasen por entenderse entre ellos y entre ellos y nosotros. O sea, en el lenguaje común, que a veces parece el menos común de los lenguajes.

Tampoco me gustaría que usted pensase que estoy contra los debates. Soy un entusiasta. Pero los prefiero en buena lid. Si Sánchez quiere de veras y de buena fe hacer una reflexión de puntos de vista encontrados, con Feijóo o con los restantes líderes políticos, debería haber lanzado primero su propuesta privadamente a Feijóo, antes de lanzar esa ‘carta abierta’, que ha sido interpretada en plan ocurrencia, para descolocar a los del bando contrario, que, por cierto, muchas veces van con el pie cambiado.

¿Cuál será el próximo conejo sacado de la chistera para ocupar por 24 horas los titulares? ¿Cursos de inglés para todos? My tailor is rich, vuelta a los cursos del Assimil que estudiábamos en el bachillerato aquel antiguo. Caminamos con urgencia marcha atrás. Estemos atentos a la próxima, inminente, sorpresa, que puede ser de órdago. From lost to the river, de perdidos al río.