Opinión
Por
  • Charo Zarzalejos

Anomalía democrática

La portavoz del PSOE y ministra de Educación en funciones, Pilar Alegría, compareció en rueda de prensa tras el encuentro entre Sánchez y Feijóo.
La portavoz del PSOE y ministra de Educación en funciones, Pilar Alegría..
EFE

A los socialistas hay que reconocerles un alto grado de disciplina, elemento este que siempre he considerado importante para la vida interna de un partido. En este alarde de disciplina, el mensaje claro es que el movimiento de Feijóo al solicitar un encuentro con el presidente en funciones ha sido un ¡paripé!, es decir, una especie de burla, de comedia o, de acuerdo con el argumentario socialista, una forma de salvar su pellejo, según ha dicho la portavoz Alegría. Solo pensar que Feijóo no va a resultar investido les hace hiperventilar. No deja de ser su trofeo.

Feijóo ya sabía a lo que iba y como iba a acabar. Sabe también que los grupos que apoyan al PSOE no van a querer hablar con él, salvo, la cortesía del PNV. Sabe, en fin, que sus gestiones pueden conducir a algunos a un profundo sentimiento de melancolía y sabe que representa a millones de españoles que tienen derecho a ser oídos y de eso es de lo que se está encargando el presidente del PP.

Nos podemos entretener con lo del paripé o lo de salvar el pellejo porque realmente la respuesta socialista no ha podido ser de menos altura ni más vulgar como si la situación general no mereciera algún mensaje más profundo. Se han quedado en lo del paripé, pero la cuestión importante no son los supuestos deseos de Feijóo sino la anomalía profunda que supone que en la cuarta economía de Europa exista tan poco sentido institucional por parte de quien más obligado está a tenerlo. ¿No es una anomalía que el presidente del Gobierno no haya tenido la más mínima conversación con el líder de la oposición sobre asuntos que trascienden con mucho los pactos puntuales que pueda alcanzar y que alcanzará con grupos que en el conjunto de España son minoritarios?

Sean quienes sean el presidente del Gobierno y el líder de la oposición y por mucho que, incluso, se desprecien, tienen la obligación de conversar, que no debe presuponer acuerdo alguno, pero sí indicaría normalidad democrática, respeto institucional y esa liturgia que garantiza y agranda la democracia.

Es obvio que esto no ha ocurrido y doy casi por hecho que las cosas no van a ser muy distintas en la presente legislatura en la que además de llegar a acuerdos con la denominada mayoría de progreso se va a intentar, por vía directa o indirecta, reforzar el pacto del Tinnell. El gran error del PP sería asumir que está solo, acomplejarse ante el PSOE y Sumar. Ya sabe el PP que no va a gobernar y el PSOE solo sabe que lo va a hacer y lo hará regodeándose en la investidura fallida, alegando crisis internas en el PP, y recordando que Feijóo es un insolvente. A partir de ahí a lo que le dejen sus socios que son tantos, tantísimos que no van a tener días suficientes para pactar ni un sencillo proyecto de ley.