Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Frente a la amnistía

Simpatizantes durante la manifestación organizada por el PP, en la plaza de Felipe II.
Simpatizantes durante la manifestación organizada por el PP, en la plaza de Felipe II.
E.P.

ESPAÑA habló en las urnas el pasado 23 de julio de lo que quería. Y cierto es que los resultados podrían haber sido más esclarecedores, pero ayer volvió a hablar parte de la sociedad o, más bien, a gritar lo que no quiere. Miles de personas se manifestaron ayer en las calles de Madrid frente a la amnistía para quienes alentaron el intento fallido de la independencia.

Es posible que ya hayan quedado demasiado lejos en la memoria colectiva los acontecimientos vividos hace cinco años para conseguir la independencia de Cataluña, pero no es necesario recordar los detalles para seguir teniendo muy claro que no se puede dejar impune el ataque al estado de derecho y a la convivencia de todo un país. La Constitución Española no admite la amnistía, por lo que no es una opción posible, ni es negociable.

Cierto es que la posibilidad todavía no se ha puesto oficialmente sobre la mesa, pero es algo que está en el aire, de lo que ya han hablado los líderes de los partidos independentistas y sobre lo que Pedro Sánchez, el líder del PSOE, calla. Quizá el silencio sea ahora lo más elocuente, pero sea como sea, en la democracia española esta “posibilidad” no es tal, porque está fuera del ordenamiento jurídico.

La manifestación -al margen de la intencionalidad política de sus convocantes- refleja que las concesiones a los partidos independentistas pueden ser muy peligrosas y suponer un menoscabo irreparable sin parangón en toda la historia de la democracia española. No todo vale en política, no todo vale para gobernar. La Constitución es irrenunciable y tiene que seguir guiando cualquier pacto por encima de los intereses partidistas.