Huesca y las artes escénicas

HUESCA es una de esas ciudades que tienen marcadas en el calendario como visita obligada los programadores culturales. Es el resultado de décadas de trabajo que han convertido a la Feria Internacional de Teatro y Danza, que celebra estos días su 37ª edición, en un referente para los profesionales. Por un lado, es el mejor lugar para conocer los nuevos trabajos que se van a poner en escena las compañías y, por otro, un punto de encuentro para analizar el presente y el futuro del sector así como para hacer contactos con los que establecer colaboraciones.
Pero la cita no es solo para los de fuera, sino una gran oportunidad de conocer lo último en las artes escénicas para los oscenses. De este modo, la feria ha ido creando como sin quererlo un público fiel al teatro y a la danza y, además, cada vez más especialista, por lo que es un buen termómetro para tomar el pulso de cómo puede funcionar la obra. Los aplausos que cosechen en Huesca son una especie de indicativo, que servirá a muchos técnicos para cerciorarse de que la obra puede o no funcionar en el escenario para el que están pensando.
Al igual que sucede con el Festival de Cine, Huesca dispone estos días de una oferta a su alcance inédita, en algunos casos, e inigualable en su conjunto. Y el público oscense lo sabe, a juzgar por la cantidad de espectadores que se reunieron ayer en el Teatro Olimpia en el acto inaugural. Y las instituciones también, ya que cuenta con el soporte del Ayuntamiento de Huesca, Gobierno de Aragón y Diputación Provincial de Huesca, tal y como ayer lo demostraron sus representantes. La Feria de Teatro es una de esas citas que han ayudado a construir esa Huesca cultural que hay que seguir impulsando.