El pequeño gran comercio

EL COMERCIO DE ARAGÓN vivió ayer su fiesta con la II edición de los Premios con los que el Gobierno de Aragón reconoce la contribución de los comerciantes a la sociedad. La emoción se sentía en las palabras de todos y cada uno de los reconocidos, porque detrás de cada persiana hay un ejemplo de emprendimiento, de sacrificio y, en muchas ocasiones, la historia de varias generaciones de una familia. Es el caso del comercio centenario Gibanel Hombre, de Barbastro, que inició su abuelo con una sastrería; o el de la Librería Ibor, por donde pasa la vida cultural de la Ciudad de Vero. Historias también de compromiso social y de superación, como el premio a Brotalia, que permite dar empleo y vida independiente a personas con diversidad funcional. Historias de lucha contra la despoblación, de amor por el medio rural de todos los emprendedores que han apostado por abrir un Multiservicios en un pueblo, donde pueden ofrecer tienda, bar, alojamiento... Si algo les une, es que consiguen dinamizar, iluminar las calles y dar vida a sus pueblos y ciudades.
Estos premios son una llamada de atención sobre la importancia de que existan estos establecimientos que más allá de prestar bienes y servicios, contribuyen a hacer comunidad. Son, como apuntó ayer la presidenta de la Federación de Comercio (Fecos), Eli Terán, el pequeño gran comercio, porque juntos suponen una parte importante del PIB y de generación de empleo. Según la vicepresidenta segunda de la DGA y consejera de Economía, da trabajo a 14.000 personas en Huesca. A veces son la única puerta abierta, que siempre tiene detrás un rostro amigo. ¡Enhorabuena a todos los premiados!