Avalancha de turistas

A PESAR del calor, el otoño empieza a dejarse ver. Tal es el atractivo de algunas zonas que, además motivados por el buen tiempo que de momento aún reina en las montañas, cientos de turistas se han lanzado a conocerlas. A las nueve y media de la mañana ya hubo que cortar el acceso a Ordesa desde Torla. Ya se habían contabilizado las 1.800 personas que pueden entrar en una jornada. Y unas horas después, el de Pineta. También hubo una alta afluencia en zonas de este espacio protegido como Escuaín, Vió y Sercué, aunque no alcanzaron el volumen máximo de visitantes permitidos. Donde sí se llegó a la cifra fue en el valle de Bujaruelo, limítrofe con el terreno protegido con la figura de Parque y al que se accede también desde Torla. Y es que una vez en la zona y ante la imposibilidad de poder llegar a la pradera para pasearse, fueron muchos los que optaron por este otro valle surcado por las aguas del último río virgen del Pirineo, el Ara.
Más de un siglo lleva protegido este rincón del Pirineo. Sus montañas y paisajes han cautivado a conocidos pireneístas, como Lucient Briet, uno de los impulsores de la catalogación como Parque. Pero también a miles de turistas que cada año se fijan en él, coronándolo como uno de los lugares más visitados de Aragón. Pero tanta belleza no es ajena a la masificación. El Parque tiene establecidas unas cifras diarias para cuidar esos paisajes que hace más de un siglo ya cautivaron a los amantes de las montañas y en verano y los fines de semana hasta bien entrado el otoño, además, por la entrada más popular, la de Torla, el acceso debe hacerse en transporte público. Los visitantes también tienen que poner su granito de arena y ser respetuosos con una naturaleza tan bella como frágil.