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NAVIDAD

Récord de visitas en el Belén Viviente y Teatralizado de Sena

Más de 2.000 asistieron a ver el espectacular nacimiento, procedentes de Aragón y Cataluña

Récord de visitas en el Belén Viviente y Teatralizado de Sena
Récord de visitas en el Belén Viviente y Teatralizado de Sena

SARIÑENA.- Si en 2017 llegaron a Sena 1.500 personas a disfrutar de este Belén Viviente y Teatralizado, este año han batido el record con más de 2.000 personas que durante los días 29 y 30 de diciembre han acudido desde diferentes puntos de Aragón y Cataluña, principalmente.

"Han sido días de ilusión y unidad de todo el pueblo y nos hemos visto recompensados por la visita de más de 2.000 personas", manifestaba la alcaldesa Rocío Sanz, emocionada por la gran acogida que ha tenido el Belén de Sena, "ahora comienza la cuenta atrás para la sexta edición".

IMÁGENES DEL BELÉN TEATRALIZADO DE SENA

Desde hace cinco años, por iniciativa del párroco Rafael Carrasquer, el municipio de Sena se transforma en el pueblo de Belén, sus calles, fachadas, patios y balcones, además de sus vecinos, adquieren la personalidad del pueblo que acogió el nacimiento de Jesús.

"Se trata de un acontecimiento único en Aragón y de los pocos que se celebran en España, pues son más comunes los belenes vivientes, como es el caso de Estadilla, pero no así, de manera teatralizada, donde participamos como figurantes casi 200 personas, cuyas edades van de los 3 a los 104 años. Es algo encomiable y meritorio para una población que ronda los 500 habitantes y que goza de un antiguo, variado y rico acervo cultural", señalaba Jesús Cancer, el escritor senense, presidente de la Asociación Cultural Senense y director de la revista Barataria, de la Asociación Aragonesa de Amigos del Libro, así como colaborador en distintas publicaciones de carácter cultural y literario, y con este guía de lujo nos adentramos en el Belén de Sena.

"La primera escena es el pórtico gótico de la iglesia, donde suena un clarinete y vemos la Anunciación a María por el arcángel Gabriel", explica Cancer interrumpido por el toque de corneta, "es el pregonero quien se dispone a emitir un bando que obliga a los habitantes de aquella región a acudir al censo", a donde se dirigen María y José, que después de ser censados preguntan por una posada donde descansar.

El recorrido continúa hasta llegar al taller de hilanderas que le regalan unos peducos de lana para calzar a quien va a venir.

"Siguen su camino y se oyen los golpes de un martillo contra el yunque. Junto a la fragua, un carpintero les ofrece una cuna rudimentaria y unos niños salen a su alcance ofreciendo leche recién ordeñada a las cabras", sigue explicando y señala a unos guarnicioneros que trabajan el cuero, "con maestría y eficacia".

Estos les indican que justo frente a ellos se halla la ansiada posada, que llaman de La Escartina, el posadero asoma por el balcón y les dice, de malas maneras, que tiene la fonda llena y que no puede alojarlos. Así lo corrobora su mujer, que abre la puerta y les enseña cómo tiene un lleno absoluto. Pero les indica que vayan hasta una cuadra próxima y ella misma les llevará paños limpios y agua caliente. En estas, sale apresurado del mesón un comensal con el cuerpo movido y desahoga el vientre en un callejón".

Es aquí donde interviene las buenas samaritanas, junto al pozo. "Les ofrecen el agua fresca del río Alcanadre. María, entrada en dolores, siente que en cualquier momento va a llegar su anunciado alumbramiento", indica Cancer acercándose al bullicioso mercado.

"En el patio de la Lonja está abarrotado de puestos donde se ofrecen frutas, verduras, variedad de especias, tejidos, cerámicas y tinajas, productos lácteos y cárnicos. Hasta un jabalí colgado para ser despedazado".

A la salida del mercado, afiladores, mujeres ofreciendo tazas de caldo balsámico y la mudanza que ejecutan unos mozos al son de la gaita de boto, nos rememora lo que hacían hace ocho siglos, mientras observamos como otro grupo lavan la ropa en el lavadero, otras fabrican jabón. "Frente a ellas, unos animados y jaraneros colchoneros varean la lana con maestría sobre un cañizo y cosen los colchones. Por allí corretea, importunando a las visitas, un mendigo al que los laneros increpan y amenazan con sus varas", va explicando el escritor que interrumpe su relato al escuchar el coro que canta en el pesebre, al que no le falta ningún detalle, "el Niño en brazos de su madre, bajo la atenta mirada de José, sonríe a los visitantes y recibe el calor de una mula y un buey. Unas muchachas le cantan una hermosa nana en la vieja lengua del lugar al son atrayente de una guitarra".

Todavía queda ver el obrador de panadería, el corral de los pastores con patos, ocas, pollos, gallinas, pavos, cabras, corderos y ovejas, conejos, cerditos y caballos, desde donde los ángeles anuncian la buena noticia del nacimiento, el olivar, las canasteras y la novedad de este año, el palacete del rey Herodes, sin olvidar que todo el recorrido está amenizado por el Grupo Xixena.

"Hemos llegado al final envueltos, sin remedio, por una tupida atmósfera, que nos ha transportado desde el principio a la ciudad de Belén, donde el fuego, los olores, los sonidos, los colores, las voces, las músicas de esas gentes… todo, han convertido a los visitantes, por unos instantes mágicos, en cautivos del intenso y genuino sabor de Navidad. Los senenses, con eso, damos por muy bien empleado nuestro esfuerzo y nos sentimos radiantes y más que satisfechos", concluye Jesús Cancer