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Jaime Orós trabajó durante 43 años en La Liquidadora, el histórico comercio de ropa y complementos de Jaca

Al frente de este comercio familiar, dejó su impronta en muchos hogares, la hostelería, los cuarteles y sus fiestas

Jaime Orós trabajó durante 43 años en La Liquidadora, el histórico comercio de ropa y complementos de Jaca
Jaime Orós trabajó durante 43 años en La Liquidadora, el histórico comercio de ropa y complementos de Jaca
R.G.

JACA.- Jaime Orós, el alma de La Liquidadora, recibió un homenaje de la Asociación de Empresarios de Comercio y Servicios de la Jacetania (Acomseja) el pasado día 15 de diciembre, por sus 43 años de trabajo en el extinto negocio de la calle Echegaray. "Me sorprendió muchísimo y estoy muy agradecido de que se acordasen de mí y de otros comercios de Jaca de toda la vida", dijo el jaqués, al que acompañaron su mujer, Rosa María; sus dos hijos, Pedro y Paz, con sus parejas; y sus tres nietos, Alberto (14), Leire (11) y Jimena (9).

La Liquidadora comenzó a ser parte de la familia en 1951, cuando su padre, Pedro Orós, se asoció con Buenaventura Muzas. En 1954, éste se jubila y su padre coge el negocio, hasta 1966, año en el que se retira. Su padre ya trabajó en un estanco. "Allí empecé en el comercio, haciendo pequeñas cosas, como cortar el tabaco o preparar los cupones de racionamiento", recordó.

Tras el Bachiller, hizo "la mili" voluntario y estudió la carrera de Profesor Mercantil, que concluyó en octubre de 1960, en Zaragoza. "Al acabar, me di de alta en autónomos y comencé a trabajar en La Liquidadora", detalló Jaime Orós. "Tuve la puerta abierta 43 años, de lunes a sábado, hasta que el 31 de diciembre de 2003, con 65 años, llegó la jubilación y el merecido descanso".

En los comienzos, "solo se despachaban piezas de tela, pero con el paso de los años, la tienda fue evolucionando y añadiendo nuevos productos", lo que hizo que La Liquidadora "trabajase mucho con la hostelería, preparando pliegas para las bodas, aprovisionando a los cuarteles militares de Jaca y sobre todo, con la colocación de cortinas".

Su dedicación coincidió con el "boom" del turismo invernal en Jaca. "Un día, en Candanchú, puse un hotel entero: 190 cortinas. Me fui a las seis de la mañana y volvía a las nueve de la noche", destacó Jaime Orós, al que aquella vez acompañó su hijo, al que "se le daba bien", aunque se inclinó por otra carrera. "En el Gran Hotel, también puse las primeras cortinas".

Entre sus clientes más importantes, estaban el regimiento y la escuela. "Había mucho militar en Jaca y siempre necesitaban algo. Me decían "Jaime, tal cosa y ahí lo tenían", explicó el jaqués, uno de cuyos retos fue hacer la bandera de un país desconocido. "Lo miré en el diccionario y se hizo en un día. Los militares sabían que me preocupaba por todos los medios de hacer lo que me pedían".

Desde La Liquidadora, elaboraron "muchas de las banderas de la fiesta del Primer Viernes de Mayo, que eran mucho mejores que las que se hicieron después, porque las nuestras eran dobles y cosidas a mano". Jaime Orós también se ocupó de alguna bandera de la Catedral. "Tuvimos que ponerle una barra de madera y abajo arena para que se quedara fija", explicó.

La Liquidadora "fue una tienda familiar, donde había casi todo". "La clientela era muy buena y prácticamente fija. Venían siempre a comprar y sabías lo que les gustaba, por lo que ibas trayendo lo que más les interesaba". El día de Reyes "era el de más ventas" y tenía su propia tradición. "Estábamos hasta las doce de la noche y cada año venía un señor a las doce menos cinco y siempre pedía lo mismo: pañuelos".

Otro momento importante era la Feria de San Lucas, en octubre, "cuando venía gente de la comarca y compraban para todo el año, porque en algunos pueblos en invierno no podían salir con la nieve". Las comuniones suponían otra cita destacada, aunque "se trabajaba todo el año", según Jaime Orós, que fabricó albornoces blancos para el Balneario de Panticosa.

Una de sus señas de identidad era su costumbre de repartir pedidos sobre dos ruedas. "¿Quién no me recuerda en bici con un riel en una mano y con la otra sujetando la bolsa que guardaba toda la herramienta?", se preguntó el jaqués, que "muchos días hacía 15 kilómetros". También, practicó con Mayencos, "cuando los hermanos Domínguez tenían el taller en la calle Joaquín Costa".

Durante todos estos años, desde los inicios de su padre a su jubilación, muchas personas trabajaron en La Liquidadora. "Mi recuerdo especial es para María Jesús Betés, que entró como empleada a los 14 años y estuvo con nosotros 37 años. Continuó con el negocio cuando me jubilé y tristemente nos dejó antes de tiempo. Fue una más en la casa".

Otras personas para el recuerdo son "trabajadores tan queridos" como Segundo Guillén, Margarita Manchado e Inés López, más conocida en Jaca como Maíta. Durante la época de su padre, también trabajaron Manolo Odria, María Nieves Casajús, Manolita Tomás y varios aprendices. Otra figura esencial fue su mujer, Rosa. Todos ellos colaboraron para hacer de La Liquidadora un próspero negocio, que permanece en el recuerdo de varias generaciones de jaqueses.