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La Cartuja de las Fuentes, en el olvido de la historia

El monasterio alberga un gran valor arquitectónico y también es una gran fuente de datos para investigadores

La Cartuja de las Fuentes, en el olvido de la historia
La Cartuja de las Fuentes, en el olvido de la historia
S.E.

UNA VEZ más, de la mano de Joaquín Ruiz y con su interesante blog Os Monegros nos adentramos en la Cartuja de las Fuentes, un referente obligado en la historia de los Monegros y de Aragón que además de albergar un gran valor arquitectónico, pictórico y turístico, posee un gran valor histórico, y en referencia a su historia, varios investigadores monegrinos como Ruíz, Alberto Lasheras o Marisa Abardía, entre otros, han dado a conocer el paso de la Guerra Civil por el cenobio.

"Se observan diferentes grabados en sus paredes, testigos escritos del paso de tropas en la Guerra Civil Española de 1936. Muchos milicianos escribieron su nombre y apellidos, aportando datos como la fecha y el cuerpo o regimiento al que pertenecían", explica Ruíz documentando que el caso más conocido es el de Modesto Ramón, "miliciano de Huesca y que perteneció al "Cuerpo de Tren de la 121 Brigada de la Columna Durruti", firmado el 21 de noviembre de 1937. Su testimonio no significa la presencia de la columna de Durruti por el monasterio, pero si atestigua que pasó alguno de sus milicianos y quizá igual pudo estar el mismo Buenaventura Durruti".

También se puede leer la constancia de la Infantería "Cataluña, regimiento nº 1 03", firmado por Miguel Vilamoro o Vilamorzo, el veinte de diciembre de 1936, "además, por las paredes del monasterio, se encuentran diferentes testimonios que, con detenimiento y paciencia, pueden aportarnos valiosa información sobre su pasado durante la guerra civil. Pero no son las únicas marcas que encontramos en la Cartuja, pues abundan firmas relativamente recientes, con tiza o labradas con algún tipo de punzón". El responsable de Os Monegros concreta, "La Cartuja de las Fuentes se encontraba cerca del frente de Aragón, en la sierra de Alcubierre, por lo que albergó primero tropas del bando republicano y en segundo lugar del bando sublevado", como testimonio recuerda que en el monasterio, durante su uso como cuartel militar, cada capilla del claustrillo tenía una utilidad, "y sobre la entrada de algunas capillas aún se pueden leer los borrosos letreros: "Enfermería" (el lugar más frío y más apropiado para evitar infecciones y sanar), "Objetos requisados", "Prohibida la entrada" o "2ª compañía"".

Asimismo, en la iglesia, encima de la puerta de acceso al claustrillo y la puerta de enfrente, aparece la referencia 2-G-22, que denomina al grupo de bombardeo 2-G-22. "El grupo de bombardeo 2-G-22 estuvo dotado con bombarderos trimotores alemanes JU-52 y fueron pilotados por españoles al mando del coronel Gallarza, que operaban en un aeródromo muy cercano a la Cartuja, término municipal de Lanaja", explica Ruíz señalando que en la relación de aeródromos de la guerra civil del Colectivo Republicano de Euskal Herria aparece citado el de Lanaja y en Sariñena se encontraba el aeródromo republicano de "Alas rojas".

Además, relata el investigador monegrino, en "Las Batallas de Lanaja", de Roberto Mateo Caballero, se cita que un avión con tripulación alemana chocó en 1938 con la veleta de la torre de de la Cartuja de las Fuentes, "estrellándose en el desaparecido olivar junto al monasterio y resultando muertos los tripulantes del aeroplano". El accidente causó daños a la torre, además de tirar la veleta, si bien que hoy en día presenta un nuevo chapitel con una nueva veleta, obra de la restauración que está llevando a cabo la Diputación Provincial de Huesca, institución propietaria de La Cartuja de las Fuentes desde el día 2 de junio de 2015.

Muchos daños se produjeron en el monasterio en la guerra civil, pues se quemaron los maderos de las celdas de los cartujos y los escasos restos del mobiliario y del retablo, quemados para evitar el frío y poder cocinar, "aunque solamente en un claustrillo se observa evidencia de haber hecho fuego sin haber provocado graves daños. Popularmente existe una falsa creencia sobre los visibles agujeros en los frescos de Fray Manuel Bayeu que no son orificios de balas sino, en realidad, agujeros de percheros y toalleros de cuando el monasterio fue, en un fallido (y desafortunado) intento, transformado en balneario", dice Ruíz.

Sobre todas investigaciones que ha realizado Ruíz hay que sumar el proyecto que están llevando a cabo Alberto Lasheras y Marisa Abardía, ambos también monegrinos, "hemos investigado muy exhaustivamente cada grafitti, además en el proyecto presentamos testimonios de familiares con los que hemos contrastado mucha información, y por supuesto hemos hecho un dossier fotográfico muy completo", indican sobre un proyecto que esperamos que pronto podamos leer y disfrutar pues como bien asegura Ruíz, "quedan muchos capítulos por escribir y muchas historias que narra".