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El origen de la Trobada de Gaiteros de Robres

El dance monegrino es un referente tradicional cultural que esta localidad quiere preservar de cara al futuro

El origen de la Trobada de Gaiteros de Robres
El origen de la Trobada de Gaiteros de Robres
M.B.

En el blog Os Monegros, de Joaquín Ruíz, podemos leer como Mario Gros dice que "los gaiteros de Robres dejaron de tocar en 1820 y guardaron sus gaitas en una cesta, ya que no tenían descendencia masculina. Sus hijas las guardaron como un tesoro". No sería hasta más de un siglo después cuando el párroco de Robres, D. Carmelo Pérez, de unas interesantes piezas de gaita, vino a arrojar algo de luz sobre el asunto, al dar en 1986 con los restos de los instrumentos que pertenecieron a la saga de los Becana, de este pueblo monegrino.

Entre estas piezas había tres largas bordonetas, cuyas características no ofrecían dudas en cuanto a su función original: "El tipo de bordoneta también era nuevo para nosotros: muy largas y construidas a escala del bordón. Eran pues las genuinas bordonetas de caña simple".

Aquellas piezas dieron lugar a que Gros, Martín Blecua, Pedro Mir o Ángel Vergara, recuperaran la Gaita de Boto Aragonesa y de que en la actualidad el dance monegrino, "goza de muy buena salud, es un referente tradicional cultural que hay que preservar porque es parte de nuestra historia", señala Pedro Oliván desde Robres.

Oliván es el presidente de la asociación cultural El Pimendón, de Robres, colectivo que además de publicar la citada revista, entre otras muchas actividades, organiza la Trobada de Gaiteros. "La tradición más antigua que tenemos es el dance de Embajadores que ha tenido sus peripecias históricas antes y después de la Guerra Civil", explica narrando cómo Antonio Beltrán llevó a cabo una concentración de dances en Zaragoza.

"También el cura Jesús Basols puso en marcha una banda de música cuyos integrantes crearon una charanga, aunque el dance desapareció durante quince años, hasta que el hallazgo de D. Carmelo", explica.

En 1995, una vez construidas varias gaitas, empezaron a venir a Leciñena con Mario Gros, un grupo de gaiteros, para ver cómo funcionaban en el dance de Robres y para enseñar a la gente más joven. "Así fue el inicio de la Trobada de Robres, cuatro chavales que aprendieron a tocar la gaita de boto y al año siguiente acompañaron al Dance con el refuerzo de los gaiteros de Zaragoza", expone Oliván.

Recuerda que "fueron viniendo otro año y se inició el encuentro con gaiteros de Huesca, Graus y otros lugares. Desde Robres empezamos a hacer de anfitriones en una jornada que se intercambiaban las ideas o funcionamiento de las gaitas, entre otras cosas". A esta jornada se unió el Tío Simeón Serrate de Castejón de Monegros, "con el objetivo de alimentar el resurgir de la gaita de boto y allí estamos y así seguimos", indica Oliván.

Las seis primeras Trobadas fueron anuales, "a partir de la sexta ya vimos que era algo repetitivo y decidimos hacerlas bianuales y ya vamos por la decimocuarta", manifiesta el robresino, que apunta que se reúnen más de doscientas personas, entre gaiteros y acompañantes.

"Poco a poco se ha consolidado este encuentro al que acuden gaiteros monegrinos, de Zaragoza o del Bajo Aragón", explica sobre este evento que además de contar con talleres, mercados de artesanía y muestra de gaiteros, está centrado en el homenaje a la gaita y los Gaiteros de Robres, como localidad anfitriona.

En la reciente XIV Trobada se ha rendido un merecido homenaje a la mujer, reconociendo su aportación y creciente presencia en el mundo del folclore. "Ha sido un gran éxito", afirma Oliván, que destaca la atención con el pueblo de Sena "al pensar en Pilar Monter como la homenajeada porque es la más veterana en Aragón, la más entusiasta de la música folk y representa a la mujer como protagonista con el instrumento de la gaita".

Explica Oliván, muy satisfecho con la edición de la Trobada de este año, que la cita ha reunido a más de ochenta gaitas en Robres. "Es para vivirlo. Cuando clausuramos la jornada, acompañando la mudanza Leciñena, de nuestro dance, al unísono, fue una auténtica banda de gaitas de boto", dice emocionado el presidente de la Trobada. En esta explosión del sonido del tradicional instrumento han participado la Banda de Gaiteros de Zaragoza, que cuenta con unos 30 integrantes, así como los dances de Sariñena y Robres que realizaron una muestra de su repertorio en la zona del Plegadero.

Para Pilar Monter este homenaje ha sido inesperado y emocionante. "Nunca esperas que nadie reconozca unos actos que ha hecho porque tenía que hacerlos", explica espontáneamente, porque para esta gran mujer el preservar la tradición, sobre todo la musical y folclórica, siempre ha sido muy importante. "Cuando grabaron a Vicente Capitán en un magnetofón guardé la grabación para conservarla, así como el dance en 1956 y sí que ha venido gente y me ha dicho que tenía un tesoro pero solo quería resguardar y conservar la tradición monegrina", dice.

Satisfecha por el reconocimiento recibido, Monter insiste en que no toca la gaita, "como me dijeron en Robres. El reconocimiento ha sido a mi trabajo por el folclore". Esta labor la lleva realizando desde hace muchos años, conservando y difundiendo el folclore y las tradiciones monegrinas. "Y muchas veces en la sombra como tantas y tantas mujeres que siempre estamos en un segundo plano y que somos las que hemos conservado más las costumbres".

Desde aquí, Monter vuelve a agradecer a los organizadores de la Trobada y en especial a Mario Gros este homenaje a la mujer gaitera en general y a ella en particular.

Una semana completa de representación de la Gaita de boto, que daba comienzo el pasado domingo en Robres, continuando con la fiesta de San Isidro el miércoles y durante día de ayer con la primera edición de Alredor en Sariñena.