Sociedad

LA ENTREVISTA

María Isabel Campo: "La proximidad de la gente es uno de los mejores recuerdos"

La escritora acaba de publicar "Calle Oncinellas", un libro en el que recoge nombres, costumbres y expresiones de los barbastrenses

María Isabel Campo: "La proximidad de la gente es uno de los mejores recuerdos"
María Isabel Campo: "La proximidad de la gente es uno de los mejores recuerdos"
Á.H.

BARBASTRO.- El libro Calle Oncinellas, escrito por la barbastrense María Isabel Campo Palacio es el tercero en su trayectoria y se incorpora a los autores que optaron por recuperar "identidades" propias de la historia local. En 70 páginas editadas en Ibor Imprenta, recuerda sensaciones de una vecina que vivió allí sus años de juventud, en la calle donde sus padres, Ramón y María Cinta, tuvieron una tienda con el ambiente característico del sector.

En la misma calle donde hubo comercios tradicionales como Rosazul, de Ángel Puyuelo, Ángelo, la antigua tienda de alquiler de tebeos y novelas El arca de Noé, de la señora Inés, los talleres de Confección Especial para Agricultores y Artesanos (Cepa) y la panadería de Gloria Arnal, entre referencias tradicionales como Albert-Artero (Casa Artero) con una longeva trayectoria de 176 años. La autora ha sacado tiempo a sus ocupaciones habituales -es profesora- para escribir sin prisas su primer libro sobre Calle Oncinellas, en el nomenclátor, y calle La Primicia entre los barbastrenses con años. Los lectores encontrarán nombres conocidos, costumbres, fiestas, dichos, juegos, expresiones propias del vecindario, recuerdos de tertulias callejeras y muchas fotos "de antes" que enriquecen los textos, de lectura sencilla y asequible, porque ha aplicado la pedagogía de su trabajo profesional.

"Este libro lo he escrito, primero, por el recuerdo a mi madre y porque era una época posterior a la Guerra Civil y mucha gente optó por vivir en la calle Oncinellas. Se reflejan proximidad, respeto, cariño y sensaciones propias de una convivencia que fue rica y, sobre todo, muy humana", explica la autora. En el libro es "Isabelita, menuda, ni alta ni baja para su edad, de pelo rubio oscuro, ojos verdes y piel blanca bañada por un microcosmos de pecas que abundaban encima de sus mofletes y nariz…".

En aquellos años, "Barbastro se concentraba en la calle Oncinellas, donde teníamos de todo lo necesario, y de allí salía a lo que hubiera fuera. El libro es un reflejo de vivencias vecinales en la calle La Primicia en torno a una plaza donde había comercios, próximos a la tiendeta de mi madre, lugar ideal para charradetas. La proximidad de la gente es uno de los mejores recuerdos".

El relato es extensivo a citas, juegos de calle y costureras "que enseñaban a coser porque, en aquella época, las secretarias de oficina aún no eran muy habituales".

Campo asegura que "hace mucho tiempo que tenía interés por escribir el libro y en tres años he recopilado recuerdos, suficientes para tomar la decisión final", explica con el deseo de "una lectura gratificante porque la suma de sensaciones ofrece un pasado bonito. Si los lectores se encuentran bien, a gusto, se cumplirá el objetivo principal. Lo mejor es la sencillez de conceptos y definiciones". En este sentido lo define como "un sentido de pertenencia a nuestra ciudad, al barrio, a la calle. De alguna manera recupero una historia para que siga viva".