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Árboles, el gran libro de su propia evolución

La exposición "El bosque de la luz" de Biescas revela detalles a partir de los anillos de crecimiento

Árboles, el gran libro de su propia evolución
Árboles, el gran libro de su propia evolución
M.O.

HUESCA.- Conocer el pasado de los árboles a través de la información que ofrecen sus anillos de crecimiento es una de las oportunidad que se pudieron disfrutar en la exposición "El bosque de la luz", situada en el espacio de La Sierra, Biescas.

De los tocones provenientes de una tala en la Selva de Lasieso, fue posible comprobar cómo los abetos de un metro de diámetro "no crecieron casi en los primeros años de vida, a veces más de cincuenta años como muestran sus anillos de crecimiento muy estrechos, y de pronto su crecimiento se dispara con anillos muy anchos, coincidiendo con la caída de los abetos que les hacían sombra", explica Miguel Ortega Martínez, divulgador de temas naturaleza, etnógrafo y técnico de: arboreo.org

En esta exposición, los participantes han podido observar cómo es imprescindible conocer el mundo de raíces y hongos que se extiende bajo el suelo, para entender cómo funciona el bosque que vemos. "Hay abetos que vienen en pareja unidos por una raíz de manera que, si uno de ellos perece, el superviviente continúa manteniendo vivo el tocón de su compañero", subraya.

Al estar situada la exposición en un antigua serrería, "no podemos dejar de hablar de cómo funcionaba esta y, en especial, las anteriores cuando las tablas se cortaban con el esfuerzo de varios operarios o del agua".

Con esta actividad, se lograba un tipo de aprovechamiento sostenible de los árboles, de los cuales se obtenía madera, leña y forraje para el rebaño durante el invierno sin necesidad de cortarlos, solo con el trasmocheo y poda. "Se trata de ejemplares de robles, cajicos, que hoy nos impresiona con su tamaño y encontramos cerca de las poblaciones", comenta Ortega.

Cuando paseamos por el interior de un bosque, sentimos una sensación de paz y tranquilidad, pero sin embargo algunos de sus pobladores están en guerra, luchan por un recurso que nosotros ni nos damos cuenta de su importancia, la luz del sol.

Según explica el etnógrafo, "las plantas verdes necesitan muy poco para vivir: agua líquida, nutrientes minerales y energía para transformarlos en materia orgánica con la que crecer, y esa energía es la luz solar".

En los bosques, y en especial en los que no hay escasez de agua en verano, "los árboles dominantes crecen de tal modo que impiden que la luz llegue hasta el suelo, al menos en cantidad suficiente para la vida de otras plantas de talla más modesta", precisa. Ante esta situación, "las plantas tienen dos opciones: vivir en los bordes del bosque o desarrollar una serie de adaptaciones que les permiten vivir a la sombra de los árboles", recalca el naturalista.

Por su parte, las plantas trepadoras desarrollan otra estrategia. "En lugar de crear y acumular madera para formar imponentes troncos con los que llegar a la luz, se agarran a los árboles para acceder a la luz y competir con ellos". Matiza que estas plantas "tienen el problema de que sus raíces tiene que estar en el suelo muchos metros más abajo".

Esto lo soluciona una humilde planta, que crece sobre las ramas de algunos árboles pero sus raíces ya no deben estar en el suelo, "pues las introduce en el propio árbol sobre el que crece, ya no toma el agua y los nutrientes del lejano suelo sino la savia bruta de los árboles. El muérdago se ha transformado en una planta parásita".

El problema en el interior del bosque "se plantea para los descendientes de los árboles dominantes, debido a que deben crecer a la sombra sin luz suficiente, pero, aun así, consiguen desarrollarse unos metros y así esperar", detalla.

Y esperan a que uno de sus progenitores caiga, deje un hueco en la bóveda del bosque y por él entre la luz, la energía que necesitan y entonces empieza la carrera.

"Ahora lo sabemos, se han mantenido gracias a que los árboles dominantes los mantenían y alimentaban por las raíces y a través de los hongos del bosque con los que están asociados, pero ahora la lucha es por quién crece más, quién llegará a la bóveda del bosque y con la sombra de su copa frustrara el futuro de sus compañeros, que ya sin esperanza irán pereciendo en la sombra del bosque", añade Miguel Ortega.