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Farmacia rural: el baluarte de la farmacia española

La escasa población hace casi imposible obtener un beneficio sostenible

Farmacia rural: el baluarte de la farmacia española
Farmacia rural: el baluarte de la farmacia española
S.E.

Baluarte en sentido simbólico, puede usarse para referirse a aquel o aquello que brinda protección o amparo, o que se convierte en el símbolo de algo. Es por ello que en un modelo de oficinas de farmacia tan regulado como el de nuestro país, las farmacias rurales se han convertido en el baluarte que garantiza la universalidad de la prestación farmacéutica y asegura la distribución de medicamentos al mismo precio y en las mismas condiciones en todos los lugares, por recónditos que sean, de España.

En nuestro país, la oficina de farmacia se considera un servicio privado de interés público, con carácter sanitario, que debe cumplir con los parámetros de equidad y universalidad propios del sistema sanitario público. La Ley 4/1999, de 25 de Marzo, de Ordenación Farmacéutica para Aragón, detalla que: "La Atención farmacéutica en los niveles de Atención Primaria se realizará a través de las oficinas de farmacia, botiquines y servicios de farmacia del sector sanitario". En todos estos servicios hay siempre un farmacéutico velando para que la atención farmacéutica sea óptima.

La situación demográfica en las zonas rurales se caracteriza por una población envejecida, muy dispersa y, en muchas ocasiones, con alto grado de soledad. Es aquí donde el servicio prestado por las farmacias resulta fundamental para las personas que viven en ellas, ya que no tienen que desplazarse ni depender de familiares o amigos para proveerse de los medicamentos que necesitan y, al mismo tiempo, se convierte en un punto de relación social. Además, entre el farmacéutico rural y el médico de familia se establece una estrecha relación que facilita la detección de nuevas patologías o de posibles problemas con los tratamientos prescritos, favoreciendo el buen uso de los medicamentos y una mejora de la calidad de vida de los pacientes.

LA ODISEA DE SER BOTICARIO RURAL

En España hay 22.071 farmacias, de las cuales 2.128 están situadas en poblaciones de menos de 1.000 habitantes y 1.208 en pueblos de menos de 500 habitantes.

La situación actual es delicada: impagos por parte de las administraciones, bajadas de precio y desabastecimientos de medicamentos, posibles subastas de los mismos y otras medidas administrativas que están poniendo en jaque a muchas boticas, que en algunos casos se ven abocadas al cierre.

Las farmacias rurales en Aragón cumplen con un horario mínimo de apertura de 30 horas semanales, sea cuál sea la población de su municipio. Todas realizan un servicio público de guardias no remuneradas. Generalmente son localizadas, es decir, el farmacéutico debe atender una urgencia sanitaria en menos de 30 minutos desde su solicitud. Esto supone estar disponible 24 horas al día, en muchos casos, los 365 días del año. A esto hay que sumar los kilómetros a recorrer hasta los botiquines farmacéuticos, situados en poblaciones más o menos cercanas, donde suele prestarse atención los mismos días y a las mismas horas en las que acude el médico de cabecera.

La baja demografía de algunas zonas rurales hace casi imposible para algunas farmacias obtener un beneficio sostenible, siendo el beneficio anual de una farmacia rural media menor que el sueldo base según convenio para un farmacéutico adjunto. Además, la dificultad para encontrar un farmacéutico adjunto o sustituto que quiera trabajar de continuo o en periodos vacacionales en pueblos remotos y no tan remotos de la España vaciada imposibilita una mínima conciliación de la vida familiar y profesional del farmacéutico titular o "boticario rural".

A pesar de todo, trabajar en una farmacia rural permite un desarrollo inigualable de la profesión farmacéutica y supone una gran satisfacción, gracias al cariño, gratitud y confianza de las personas que valoran el esfuerzo de los "boticarios rurales".

FARMACIAS RURALES: MUCHO MÁS QUE MEDICAR LA DESPOBLACIÓN

El farmacéutico rural es el único profesional sanitario presente en los pueblos durante toda la jornada, lo que convierte a las farmacias rurales en auténticos centros socio-sanitarios cuya labor abarca mucho más que la mera dispensación de medicamentos.

Cada año, las farmacias ofrecen 182 millones de consejos sanitarios ajenos a la venta de medicamentos, que ayudan a mejorar la calidad de vida de la población en general. Si quieres un consejo de salud, ¡acude a tu farmacia! La razón de ser de una oficina de farmacia no es otra que la salud. La farmacia rural, muy ligada a nuestra historia, donde el boticario del pueblo siempre fue un personaje relevante, no quiere alejarse de esa meta, ofreciendo un servicio al alcance de todos los pacientes antes, durante y después de una consulta médica y velando por la prevención y promoción de la salud de la población.

Hay que proteger y defender nuestro modelo de farmacia, cercano y accesible, que garantiza la misma calidad en la prestación del servicio independientemente del lugar de residencia de una persona. Nuestra salud no es sólo la ausencia física de enfermedad, por lo que las farmacias también ofrecen productos orientados a la salud distintos de los medicamentos, como los de higiene bucal, dermocosmética, dietética y nutrición, fitoterapia, etc.

Por todo esto, si te vas de vacaciones al Pirineo o veraneas en el pueblo, utiliza la farmacia más cercana o pregunta si hay servicio de botiquín farmacéutico. Confía en el farmacéutico rural, en definitiva, utiliza los servicios que existen en los pueblos.