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Nuria Montull Simón: “Disfruto con todos los instrumentos, pero la sensación es diferente”

Esta joven de Sena, de 24 años, es pianista, pero también toca la gaita, la dulzaina, la guitarra y un poco, el violín, el tambor y la bandurria. Ahora está aprendiendo a tocar la flauta travesera

Nuria Montull Simón: “Disfruto con todos los instrumentos, pero la sensación es diferente”
Nuria Montull Simón: “Disfruto con todos los instrumentos, pero la sensación es diferente”
S.E.

La relación entre una madre y su hija es sin duda indefinible e inalienable, por ello preguntar a una madre cómo es su hija puede carecer de objetividad, pero cuando la respuesta coincide con la de sus maestras y amigas, todo cambia y te das cuenta de que esa madre sabe muy bien lo que tiene en su casa, que esa madre y ese padre han educado a su hija con un amplio conocimiento del mundo que les rodea y esa hija conoce la verdadera libertad.

Nuria Montull Simón tiene 24 años y no podía ser de otro sitio que no fuera Sena, el municipio monegrino con más identidad tradicional y cultural de la comarca. "Es una persona tan bonita", dice de ella su maestra de dulzaina y música tradicional, Pili Monter. "Supera cualquier dificultad, lo arregla todo, lo tolera y respeta todo", explica sobre Nuria.

Pili y Josephine Monter han sido las mecenas de nuestra protagonista. "Es una artista muy especial y que va a llegar muy lejos, su visión sobre la naturaleza y el mundo muestra una sensibilidad que solo poseen las personas extraordinarias y hacen de Nuria una persona que no necesita nada, simplemente es ella, porque las personas que se quieren hacer... llevan mucho lío mental".

Estudió en el I.E.S. Monegros Gaspar Lax de Sariñena. El Grado Profesional de Música en el Conservatorio Profesional de Música "Miguel Fleta" de Monzón, en la Academia Marshall de Barcelona y está a punto de empezar 4º de Grado Superior en el Conservatorio Superior de Música de Aragón, en Zaragoza.

De su primera experiencia musical explica: "recuerdo las tardes jugando en mi casa donde estaba la guitarra de mi madre. La sacaba de la funda y la intentaba hacer sonar. Tenía unos 5 años, ya iba a clases de canto de jota y recuerdo que, un poco enfadada, le preguntaba a mi madre por qué no sonaba igual que la de mi profesor". Sus padres tocaban en la rondalla de Sena: "mi madre la guitarra y mi padre la bandurria. Mi abuela paterna siempre ha cantado muy bien y mi hermano también sabe tocar varios instrumentos" y sí, "de casta le viene al galgo", Nuria ha superado a sus progenitores.

"Oficialmente soy pianista, pero también toco la gaita, la dulzaina, la guitarra y un poco, el violín, el tambor y la bandurria. Ahora estoy empezando a aprender la flauta travesera". Con tanto instrumento nos podemos imaginar que no tiene tiempo para hacer nada más "intento estudiar unas 4 o 5 horas de media. Pienso que hay que tener tiempo también para vivir las experiencias y sentimientos que luego reflejaremos en la música, si no ¿qué vamos a transmitir?", dice Nuria, que este año ha fabricado su propia gaita de boto.

Para la joven artista, la gaita de boto es única "por su antigüedad, ese sonido tan ancestral, tan espiritual... es un instrumento muy especial" y por su inquietud de seguir aprendiendo "me puse en contacto con Mario Gros, en Zaragoza, y él me informó del curso de construcción de gaitas de la mano de Nacho Martínez (Gaitería Tremol). Sin pensármelo dos veces quise apuntarme y tuve la suerte de tener plaza. Han sido unos meses preciosos diseñando las piezas y trabajando la madera, viendo cómo mi propio instrumento iba cogiendo forma. El mejor momento fue cuando oí las primeras notas del clarín y cuando por fin estaba montada entera, me quedé un buen rato mirándola, me parecía increíble que ya la tuviera terminada y encima sonara tan bien. Agradezco mucho a Nacho la paciencia que ha tenido y lo bien que nos explicó todo el proceso".

Asimismo, afirma que los sentimientos que brotan cuando toca la dulzaina, la gaita o el piano son distintos: "detrás del piano llevo muchísimas horas de estudio y el momento de tocar en público me demanda mucha más concentración. Con la gaita y la dulzaina es más sencillo, los instrumentos no son tan complejos, ni el ámbito en el que los toco, es como jugar, aunque disfruto mucho con todos, la sensación es diferente".

El mes pasado se presentó como única participante monegrina en el Concurso Internacional de Piano Monegrarte. "Participar en Monegrarte ha sido todo un regalo. Desde el principio tuve claro que quería participar en el festival y finalmente me animé a presentarme al concurso, sólo por tener la experiencia. Al final acabé con el tercer premio de mi categoría y el premio CASIO a cuatro manos con King Yue Li ¡Todavía me cuesta creerlo! Fue muy divertido"; y también recibió masterclases "de grandes profesionales como Ernest So, Rintaro Akamatsu, Denise Lutgens, Alicja Fiderkewicz y Anthony Tam, por lo que estoy muy agradecida a Nati Ballarín, a toda la organización y a la gente de Castejón de Monegros, porque verdaderamente fueron unos días maravillosos".

La tenaz joven senense tiene muchos proyectos por realizar, incluso hace sus propias composiciones musicales. Hay "alguna canción escrita por ahí, muy sencilla, para dulzaina y una para piano. Tengo en mente varias cosas empezadas pero necesito tiempo para terminarlas, quizá un día de estos... La composición es una faceta que quiero seguir explotando" y no descarta grabar su disco. "Ahora mismo no descarto nada, la vida da muchas sorpresas. En un futuro ¡quién sabe!".

Los instrumentos musicales son bellos por naturaleza y especiales por el sonido que crean, pero sobre todo por esa magia que posee la persona que los toca.