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Las religiosas de San Vicente de Paúl dejan la Casa Amparo de Barbastro después de 152 años

Continuarán su labor en el colegio San Vicente de Paúl y en la Comunidad

Las religiosas de San Vicente de Paúl dejan la Casa Amparo de Barbastro después de 152 años
Las religiosas de San Vicente de Paúl dejan la Casa Amparo de Barbastro después de 152 años
Á.H.

BARBASTRO.- "Hoy es un día triste para Barbastro" con estas palabras ha anunciado este viernes el obispo Ángel Pérez la decisión tomada por el Consejo provincial de la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl que no continuarán en la Casa Amparo donde han realizado un gran labor asistencial durante 152 años desde el 30 de mayo de 1867. De las ocho religiosas que hubo -cifra máxima- quedan cuatro y se trasladarán a otros destinos fuera de Barbastro. La labor educativa y presencia de las Hijas de la Caridad seguirá en el colegio San Vicente de Paúl y la Comunidad con cuatro religiosas.

La decisión no afectará al funcionamiento normal de la Residencia Casa Amparo que gestiona la Fundación desde el 14 de febrero de 1905 a través del Patronato del que forman parte el Obispado y el Ayuntamiento. En tareas directivas se ha incorporado Paqui Olivares, en fechas recientes y el secretario es Antonio Campo. La capacidad de la Residencia es para 88 personas y la plantilla de 50-52 trabajadores en función de necesidades puntuales. El funcionamiento económico se basa en recursos propios y de rentas agrarias de campos en propiedad que gestiona el Patronato. El servicio diario en la capilla continuará también.

El obispo Ángel Pérez ha explicado en rueda de prensa compartida con el alcalde Fernando Torres que la decisión se conoció el pasado 19 de julio durante una entrevista personal, en Barbastro, donde la visitadora provincial Juana María Belzunegui informó de la decisión, ratificada por escrito el 24 de julio. En esencia porque las religiosas "no pueden seguir colaborando por la edad y sus limitaciones, excepto la Hermana sirviente a quien se necesita en otro lugar" según el texto de la carta leída por el obispo.

La visitadora provincial deja constancia del sentimiento "después de más de 150 años de estancia en la ciudad, no es fácil tomar una opción así, por el dolor que significa para todos la no presencia de las Hermanas en la residencia donde han prestado una gran labor en la Casa para atender el servicio corporal y espiritual, además de extender la devoción a la Virgen Milagrosa y de colaborar con las necesidades de la ciudad".

Por último, "queda la satisfacción, en este despedida, de que el personal del Centro continuará en la atención a los ancianos con profesionalidad, humanidad y religiosidad". Las religiosas no comparecieron en la rueda de prensa "por humildad y discreción, hemos intentado que estuvieran pero ha sido imposible" según ha informdo el obispo. Las religiosas de San Vicente de Paúl ya se dedicaron durante 96 años al cuidado de enfermos y niños abandonados en el antiguo Hospital de San Julián

Los inicios de la historia de la Casa Amparo se remontan a febrero de 1767 cuando se solicitó un Hospicio para hacer frente a las necesidades, aunque la construcción de la Casa de Misericordia fue en abril de 1778 con autorización y bendición de la Santa Sede. El edificio quedó en estado ruinoso tras el paso de los franceses y languidecía hasta que en 1856 emergió la figura del barbastrense Pablo Sahún -tiene calle dedicada- que fue uno de los benefactores principales.

Las religiosas de San Vicente de Paúl entraron el 30 de mayo de 1867 por convenio entre el Ayuntamiento y la Congregación para cuidar a los asilados. Hasta el año 1874, la Casa Amparo se rigió por el Reglamento del protectorado de beneficencia aprobado por el Ayuntamiento que participa desde el 18 de diciembre de 1900. Cinco años más tarde, el 14 de febrero de 1905, el Ministerio de Gobernación autorizó la inscripción del Patronato como persona jurídica, figura que continúa. Además de la labor asistencial las religiosas tuvieron guardería, parvulario y escuela durante años hasta que se cerró para dedicación exclusiva a residentes.

ETAPA DE CONTINUIDAD

Fernando Torres ha destacado en su intervención "la gran labor extraordinaria de ayuda asistencial realizada durante más de siglo y medio, a diario, hasta que no pueden seguir en Barbastro donde tienen puertas abiertas, siempre y se pierde algo muy valioso. Es ley de vida pero comprensible porque era inviable por razones de edad". El alcalde informó que el Ayuntamiento les haría un "pequeño homenaje de reconocimiento" aunque será "discreto y reservado".

Por su parte, el Obispo ha señalado que "cuando una orden religiosa se va de una ciudad es como si se le privara de un parque que embellece y oxigena. Es una pena porque las despedidas son pérdidas pero el Obispado y el Ayuntamiento, corresponsables de la Fundación, garantizan que la actividad continuará porque se han hecho los relevos. En septiembre es posible que presentemos el organigrama y el proyecto de mejoras y actuaciones en la Casa Amparo".