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Francisco Encuentra Castillón: “La satisfacción más grande es que, en lugar de clientes, son amigo

Ha pasado más de medio siglo detrás de la barra del Restaurante Cervecería Matilde de Barbastro, que ahora cierra sus puertas

Francisco Encuentra Castillón: “La satisfacción más grande es que, en lugar de clientes, son amigo
Francisco Encuentra Castillón: “La satisfacción más grande es que, en lugar de clientes, son amigo
N.L.L.

TRAS más de medio siglo detrás de la barra del Restaurante Cervecería La Matilde de Barbastro Francisco Encuentra Castillón llevaba meses advirtiendo a sus clientes y amigos que "el día menos pensado cerraré sin avisar". Así ocurrió a mediados de mes, un poco antes de lo que a él le hubiera gustado, "quería seguir hasta finales de agosto, pero se me ha juntado un poco con problemas de salud, con una lumbalgia, y ya me dije que tenía que cerrar". La semana pasada se colocó por última vez detrás de la barra de La Matilde, cerrando así una etapa de tres generaciones vinculadas a la hostelería de Barbastro, una trayectoria que inició su abuela Matilde Puértolas Asín, que dio nombre al negocio familiar. "Imagino que el nombre sería cosa de mi padre", apunta Paco en el interior del local que ha regentado durante más de medio siglo en la calle Argensola.

"En esta calle empezó la abuela Matilde con la ayuda de algunos vecinos", recuerda Paco Encuentra que, "recién salido de la mili, con 21 años, hasta ahora que acabo de cumplir los 71", tomó el relevo al frente de un negocio que, tras su abuela, continuaron sus padres José y Josefina y su tío Genaro, y en el que él ha contado con la ayuda de su esposa Dolores, aunque no han continuado ninguno de sus cinco hijos. "He seguido lo que he podido las cosas de mi padre, siempre iba muy adelantado en ideas. Si se enteraba de que se había inventado el aire acondicionado, él hacía todo lo posible por ponerlo aquí; si era el sonido estéreo, lo mismo; maquinaria para preparar con más rapidez los banquetes…". La Matilde ha sido toda una referencia, no sólo en Barbastro. "Siempre he oído hablar a mucha gente de Campo, de Benabarre, de Boltaña, de Aínsa, gente de la montaña… que venían aquí a celebrar las bodas". No sólo banquetes, La Matilde también fue fonda durante muchos años, y llegó a ofrecer servicio de catering.

Situada junto al antiguo Teatro Principal, La Matilde ha sido durante décadas lugar de encuentro y reunión. "Siempre he dejado los locales para quien lo haya pedido. Aquí -recuerda Paco- se fundó la Peña El Cachirulo, y algún partido político también pasó por aquí en sus tiempos". Además, "aquí se fundó la sección de mountain bike del club ciclista. En el año 89 nos juntamos aquí unos catorce, y nos hicimos socios del Club Ciclista Barbastro para que vieran que nuestra ilusión no era hacer otro club, sino adherirnos al que estaba y la cosa funcionó muy bien".

Hasta su cierre, acogió la sede del MotoClub Pirineos, "estuvimos en la calle Caballeros, luego en la calle Calvario y los acogimos en La Matilde y aquí siempre se han hecho las reuniones, tradicionalmente los viernes", apunta Paco, siempre interesado por todos los deportes, también el fútbol. "Hace unos años que iba a los desplazamientos del Barbastro y grababa los partidos para ponerlos aquí a los clientes", apunta.

Una de las señas de identidad de La Matilde, además de sus comidas y menús, han sido sus meriendas, "los callos, las chiretas… Mi padre aún vivía y me enseñó a hacer los estofados, concretamente los callos. Otras recetas hacía tiempo que no se hacían, como la chireta. Y como su preparación es muy laboriosa, contacté con una empresa familiar y les expliqué cómo quería que me las hicieran… y hasta hoy. Las últimas se consumieron la víspera de cerrar La Matilde".

En toda una vida vinculado a La Matilde, Paco Encuentra atesora muchos recuerdos. De niño, de "cuando hacían las ferias de ganado aquí delante, que me mandaban con las viandas para que los tratantes de caballerías no tuvieran que salir del puesto para comer"; de cuando escuchaba a su abuela explicar en la cocina, ya recogida tras haber servido las comidas, cómo hacer las chiretas para que gustaran a los clientes; o "las perdices y guisos especiales que enviaban a Zaragoza para alguien que los había probado aquí y por mediación de algún transporte se los mandaban".

Sin embargo, sobre todo, "la mejor herencia no ha sido solo el negocio que me han dejado, sino los clientes. Algunos han sido clientes de muchos años, y luego han venido los hijos e, incluso, los nietos. Ha sido un trato familiar y amistoso con todos", evoca emocionado. "La satisfacción más grande es que en lugar de clientes son amigos" y, como tales, son muchos los que durante los últimos meses han pasado por La Matilde para despedirse.

Y los que no pudieron hacerlo cuando tuvo abiertas sus puertas, no han dudado en llamar a la puerta y saludar a Paco mientras recogía el local que hasta hace poco acogió el negocio familiar. "Se ha vendido la casa, pero los nuevos propietarios, cuando se hagan las obras oportunas, piensan abrir de cara al público con el mismo nombre". Aunque Paco ya no estará tras la barra, La Matilde seguirá en Barbastro.